Una de las diferencias entre el género de ciencia-ficción y el de terror es que mientras el primero piensa que el universo puede ser explicado, el segundo mantiene que hay cosas que escapan al entendimiento humano. Los relatos de Una edad difícil de Anna Starobinets se decantan con toda seguridad por lo segundo. Le gusta a Starobinets inquietar, estremecer y aterrorizar aunque sin utilizar los elementos habituales de los cuentos de terror. Para lograrlo no duda en hurgar en lo más recóndito de nuestra alma y sacar a la luz nuestros miedos más ancestrales. En unas ocasiones lo logra más que en otras. Su estilo es sencillo, a veces incluso naif, no sé si lo hace a propósito o no, pero personalmente creo que queda bien ese contraste entre lo que cuenta y cómo lo cuenta. El relato que da título al libro es, sin duda, el mejor y el más elaborado. En él vuelve a dejar patente su obsesión por los insectos (como ya demostró en El Vivo), no obstante el núcleo del relato gira en torno a la adolescencia (Una edad difícil) y a los miedos de una madre ante unos hijos que a medida que crecen se hacen cada vez más extraños. Algunos de los relatos son meros esbozos (La Agencia, Vivos) y resultan menos satisfactorios por la falta de concreción y por dejar hilos de la trama sueltos. Me han gustado también Las reglas y Espero. El primero es un cuento que habla de los miedos infantiles con el que todos podemos sentirnos identificados. El segundo narra la locura de su protagonista a través de hechos cotidianos muy cercanos a cualquiera de nosotros.
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