Blog ciencia-ficción

Nada de fantaciencia, ni de literatura especulativa, ni de ficción científica, ni tampoco de literatura futurista. Sólo ciencia ficción.

Universo de pocos

Universo de pocos

jueves, 9 de julio de 2015

Grandes decepciones

Novelas que son clásicos de la ciencia ficción, que aparecen en muchas listas de las mejores novelas y que, sin embargo, a mí me han supuesto una gran decepción. Ésta será la primera entrada de una serie que aprovecharé para publicar cuando no tenga ninguna reseña de novela de ciencia-ficción reciente. Y es que cada vez me cuesta más encontrar en el mercado español novelas de ciencia ficción que me atraigan.

Dune

Dune (1965) de Frank Herbert
Un exceso de páginas para narrar lo que para mí son aburridas intrigas palaciegas. Los personajes son demasiado afectados y folletinescos y toda la historia está impregnada de un pseudo misticismo de cartón piedra. Como positivo destacar los gusanos de arena y la ecología del planeta con los Fremen como protagonistas, sin duda lo más interesante de la novela. No tuve ánimos para leer las continuaciones


Portada de "Mundo Anillo" de Larry Niven
Mundo Anillo (1970) de Larry Niven
Nunca he conseguido saber qué le encontraba la gente a esta intrascendente novela. He de decir en su defensa que la traducción que leí entonces de Martínez Roca tampoco ayudaba mucho. Recuerdo una trama infantil y una escritura torpe que en ningún momento consiguieron que la historia me enganchara. Ni siquiera el grandioso escenario logró fascinarme lo suficiente como para que me dejara sumergir por la trama. Más entretenidos son algunos de sus libros co-escritos con Jerry Pournelle como La paja en el ojo de Dios o Inferno.


Neuromante
Neuromante (1984) de William Gibson
La novela cyberpunk por antonomasia. La trama en su tiempo me pareció ridícula, creo que lo que se valoró entonces fue su estilismo, que se convirtió en moda. Su descripción del ciberspacio para alguien que ha trabajado en el mundo de la informática durante años resulta cuando menos extravagante. Quizás haya que verla más como una fantasía urbana a la que se ha querido disfrazar de ciencia ficción dotándola de toda la parafernalia de nuevos artilugios y neologismos. Así y todo sus vaqueros, sus yakuzas y sus cielos catódicos sólo lograron infundirme tedio. Tanto es así que no he vuelto a leer nada de Gibson.