Blog ciencia-ficción

Nada de fantaciencia, ni de literatura especulativa, ni de ficción científica, ni tampoco de literatura futurista. Sólo ciencia ficción.

Universo de pocos

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miércoles, 27 de julio de 2016

"El gran retrato" de Dino Buzzati

El gran retrato de Dino Buzzati            Con El gran retrato Dino Buzzati, conocido sobre todo por su novela El desierto de los tártaros, realizó una pequeña aunque interesante incursión en la ciencia-ficción. El libro fue publicado en 1960 y curiosamente ahora que está tan de moda hablar de la transhumanidad podría decirse que el escritor italiano sin pretenderlo se adelantó con esta obra varias décadas a muchos autores modernos de ciencia ficción. De todos modos no parece que el propósito de Buzatti al escribir esta novela corta fuera el de reflexionar sobre el futuro de la humanidad o de especular sobre la evolución del ser humano, sus inquietudes parecen dirigirse más bien en desvelar la auténtica naturaleza del alma humana.
            La novela es muy breve, unas ciento cincuenta páginas, y más de la mitad del libro está dedicado, a la manera de El desierto de los Tártaros, a crear expectación demorando muchas explicaciones hasta el límite. Comienza el relato con la misteriosa propuesta que le hace el ministerio de defensa al profesor Ermanno Ismani, un apocado catedrático de Electrónica en la Universidad X, para trabajar en un proyecto militar secreto. Poco más puedo contar sin el riesgo de arruinar la tenaz labor de contención de la información que realiza Buzzati. Sobre todo al principio hay que tener un poco de paciencia con la lectura de El gran relato, después, una vez que Ismani llega a las instalaciones militares y averiguamos para qué lo han traído, los acontecimientos se precipitan hasta el punto de que la novela cambia de repente de protagonista y nuestro profesor de electrónica pasa a un segundo plano siendo su mujer la que le roba el protagonismo.
            Una novela agradable, fácil de leer, en la que Buzzati, mediante este cuento fantástico, que en cierta manera recuerda al Frankenstein de Mary Shelley, nos  habla de las imperfecciones que conlleva la humanidad, defectos a los que no podemos renunciar según el autor si no queremos desistir de ser humanos. También es la historia de un amor y de la obsesión por recuperar al ser amado. Una obra menor de Dino Buzzati con el aliciente y la peculiaridad de pertenecer a la ciencia-ficción.

miércoles, 13 de julio de 2016

"La polilla en la casa del humo" de Guillem López

La polilla en la casa del humo de Guillem López            Challenger, la novela anterior de Guillem López, fue alabada por todos los blogs y ensalzada hasta el punto de llamar la atención de muchos lectores y la mía en particular. He de decir que no la he leído, de manera que La polilla... ha constituido mi primer acercamiento a la obra de este escritor. El libro que nos ocupa está obteniendo también muy buenas críticas a lo largo y ancho de la red, y si no miren en “goodreads”. Una vez más, y muy a mi pesar, voy a discrepar con el resto de la humanidad y seguramente que también con el resto de razas alienígenas que pueblan el universo. Y no crean que no lo siento, me hubiera encantado poner por las nubes esta novela, y me hubiera gustado sobre todo porque apoyaría la idea de que los autores españoles de género fantástico pudieran estar al mismo nivel que los norteamericanos o británicos. En Universo de pocos medimos a todos los autores con la misma vara, independientemente de su nacionalidad o género. Y en nuestro afán de ser cada vez menos y reducirnos hasta la nada más absoluta no nos importa llevar la contraria a todos. Llegados a este punto la mitad de los lectores habrán dejado de leer la reseña. Soy consciente de ello, no obstante debo justificar mi disconformidad.

            El mundo subterráneo en el que tiene lugar La polilla en la casa del humo es lo mejor de la novela. La imagen de sus habitantes, obligados a cavar túneles y más túneles sin saberse muy bien con qué objetivo y a renunciar a partes de su cuerpo en pos del dios de la mecánica, tiene una gran fuerza simbólica y augura una trama enormemente atractiva, sin embargo el autor opta por contarnos la historia de un personaje marginal que no cumple con mis expectativas y se olvida de todo lo demás. La novela se podría haber titulado perfectamente “Auge y caída de un pringao”. La historia de Veintiuno, protagonista absoluto de la novela, se ha contado en muchas ocasiones en películas y novelas de género policiaco sin la necesidad de crear todo un mundo subterráneo para ello y además, siento decirlo, se ha hecho mejor. Personajes como éste y más complejos llenan los libros de Jim Thompson o las películas de Martin Scorsese por poner algunos ejemplos. Uno de los problemas que para mí tiene la novela es que los tejemanejes que Veintiuno se trae entre manos no me resultan convincentes. Los rumores que lanza desde un lugar tan poco respetable como la casa del humo (un tugurio donde se reúnen los drogatas), son aceptados por todos sin la sombra de una duda. La débil trama se sustenta únicamente en ese pulular de aquí para allá de Veintiuno y en las mentiras que logra deslizar en las breves conversaciones que mantiene con otros marginales: Ñam, Lazo, o su hermana Ancas. A la novela además le falta acción, una vez conocido el escenario pierde gran parte del interés.

            El gusto de Guillem López, cuyo aspecto físico recuerda mucho a China Miéville, escritor al que admira, por regodearse en la náusea y en el vómito me recuerda más a Chuck Palahniuk que al escritor británico. Desde luego no puede decirse que La polilla... sea un libro para paladares delicados. Comprendo que el autor quisiera darle un tono iracundo al libro, pero con tanta mierda, orina, mocos y felaciones, tenía que cerrar el libro de vez en cuando para darme una buena ducha. Esto, sin embargo, no parece haber importado a muchos lectores a la vista de los comentarios positivos en “goodreads”. Encuentro muchas similitudes entre esta novela con Plop de Rafael Pinedo: los nombres breves y expresivos de los personajes, la historia violenta contada sin ahorrar los detalles más escabrosos, un personaje principal igual de repulsivo, incluso cuenta  prácticamente lo mismo, el auge y la caída del protagonista. La prosa de Guillem López es menos telegráfica que la de Pinedo, aunque comparten ese tono oscuro y malsano.

            Si no te importa que cada palabra estalle en tu cara como un grano de pus, si además posees un traje de neopreno, si los concursos de televisión en los que a los participantes los entierran entre montañas de gusanos no te provocan la más mínima mueca de asco, éste es tu libro.

            Yo por mi parte, como carezco de traje de neopreno, creo que voy a darme una ducha ahora mismo.