Blog ciencia-ficción

Nada de fantaciencia, ni de literatura especulativa, ni de ficción científica, ni tampoco de literatura futurista. Sólo ciencia ficción.

Universo de pocos

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viernes, 31 de mayo de 2019

"El uso de las armas” de Iain M. Banks

"El uso de las armas” de Iain M. Banks            El uso de las armas de Iain M. Banks es una peculiar amalgama de dos novelas. Una más intrascendente, llena de acción y algo de humor, que entraría de lleno en la space opera más desbocada, y otra más literaria, más intimista y alejada de la ciencia-ficción convencional. Se trata de una mezcla de elementos demasiado dispares que en principio parecen difíciles de conciliar y que a la postre Banks no logra armonizar.

            El protagonista de ambas partes es Cheradenine Zakalwe, una especie de agente secreto que trabaja para la Cultura, esa civilización altruista de un futuro lejano creada por Banks que se preocupa de que mundos más atrasados prosperen y puedan salir adelante. Como muchos sabrán Banks situó gran parte de sus novelas de ciencia-ficción en este grandioso escenario. Hasta ahora había leído las menos representativas de la serie: El jugador e Inversiones, y debo decir que desde mi punto de vista se trata de obras más maduras y mejor acabadas que ésta que nos ocupa. La trama “space operística” de El uso de las armas peca de anodina, carece de brillo y tarda demasiado en despegar. El propio autor no parece tomársela muy en serio y algunos de los episodios y artilugios parecen sacados de olvidadas series de ciencia-ficción de los años cincuenta. Sólo en alguna ocasión, como la fiesta de disfraces que se organiza en una de las naves espaciales, Banks da muestras de lo que es capaz su imaginación.

            La otra parte de la novela, claramente diferenciada mediante capítulos en cifras romanas,  está formada por breves retazos del pasado del protagonista, destellos de un ayer que se presiente traumático y que Banks intenta de manera paulatina hacernos sentir más que ver. El problema es que los saltos de una escena a otra se producen sin que el lector disponga de medios para saber el tiempo transcurrido entre ellas y de cómo se ha pasado de una a otra. Por ello algunos de los primeros capítulos resultan desconcertantes, a lo que contribuye en gran medida no saber qué objetivo tienen dentro de la narración. Banks echa literariamente hablando toda la carne en el asador, por desgracia sus  pasajes líricos, sus golpes dramáticos y su intensidad pierden gran parte de su gracia debido a una poco inspirada traducción. He leído otros libros de Banks, eso sí traducciones, pero siempre me ha parecido un autor que domina la técnica de la escritura, con una admirable capacidad para sumergirnos en su extraño y fascinante universo personal, y eso es algo que no he percibido en este libro.

            Los dos hilos narrativos divergen en el tiempo según avanzamos en la lectura. La trama, digamos más literaria, va hacia atrás mientras que la otra sigue su curso natural cerrando a su término el círculo. Sólo cuando llegamos a la revelación final comprendemos cuál es el objetivo de esta enrevesada estructura. Se trata de una interesante y excitante pirueta final que no logra hacernos olvidar las desalentadoras páginas que hemos padecido hasta entonces.

            Espero que esta reseña no espante a futuros lectores de Banks. La fábrica de avispas, Pasos sobre el cristal y El puente además de las novelas mencionadas al comienzo de esta reseña merecen ser leídas con prontitud si aún no lo han sido, por su originalidad, por salirse de lo convencional y por la enorme imaginación que despliegan. Mucho me temo que no serán fáciles de encontrar en las librerías. Es una lástima que en este mercado de premiadísimas y fulgurantes estrellas sólo tengan cabida las novedades y autores clásicos como Banks, Priest, el recién fallecido Wolfe, Le Guin, Farmer y muchos otros queden relegados al olvido. ¡Cuánta falta nos hace otra Minotauro!

miércoles, 8 de mayo de 2019

"Los reinos de Otrora” de Manuel Moyano

"Los reinos de Otrora” de Manuel Moyano            De vez en cuando se agradece tener la oportunidad de sumergirse en este tipo de lecturas, cuentos de toda la vida, relatos sencillos sin más aspiración que la de entretener y la de estimular nuestra imaginación. Y más aún si están tan bien editados e incluyen magníficas ilustraciones como sucede con Los reinos de Otrora de Manuel Moyano. El libro ha sido publicado por  Pez de Plata y el ilustrador es Jesús Montoia. El conjunto recuerda a esos libros de antes de que llegara la televisión.

            Disfruté mucho con  El imperio Yegorov, un libro muy original, muy moderno en la forma y bien escrito, que reseñé hace algún tiempo en este blog. Con Los reinos de Otrora el autor vuelve a demostrar sus buenas dotes como fabulador, aunque en esta ocasión no pretende impresionarnos mediante una estructura narrativa innovadora sino que recupera el arte tradicional de contar. Para ello Moyano se disfraza de trovador y emplea un castellano revestido de arcaísmos para contarnos las aventuras que viven un muchacho huérfano y su tío Nicodemo. Juntos recorren países con nombres fabulosos como Iramiel, Beirán, Isapán... y conocen reyes, granujas y malvados de todo tipo. El libro se compone de siete relatos en los que Moyano demuestra su gran imaginación sin traicionar la naturaleza de unos relatos que muy bien podían habernos contado nuestros abuelos: reyes que no logran engendrar un heredero, un pueblo de enanos irascibles, profecías que marcan el destino de reinos, un caballero antecedente del quijote, tesoros que no son lo que parecen.., en fin un entrañable despliegue de fantasía y de diversión.

            Poco más puede decirse de este libro que se lee como un suspiro y cuyo único defecto es el de ser demasiado breve. Nada mejor que leerse estos cuentos para volver a maravillarse como cuando éramos niños.