Blog ciencia-ficción

Nada de fantaciencia, ni de literatura especulativa, ni de ficción científica, ni tampoco de literatura futurista. Sólo ciencia ficción.

Universo de pocos

Universo de pocos

lunes, 30 de septiembre de 2019

"De la carne” de Santiago Eximeno

"De la carne” de Santiago Eximeno            Hacía tiempo que tenía curiosidad por leer algo de este autor. La oportunidad surgió este verano cuando en la librería Espai 14 de Mahón me encontré con un ejemplar de De la carne. Me llamó la atención que el prólogo estuviera fechado en Menorca, isla en la que no vivo pero a la que me siento unido desde la infancia. “Impresiones privadas”, una editorial formada por un grupo de amigos que no veía otra manera de dar a conocer su obra, lo ha publicado.

            Eximeno parece haberse especializado en el relato de terror y aunque en el libro podemos encontrar cuentos fantásticos, de ciencia-ficción e incluso algún que otro realista todos resultan a su manera perturbadores, incluso espeluznantes. Se le nota cómodo con el terror. Eximeno se maneja con soltura y parece conocerse al dedillo los recursos del género, tanto es así que la mayoría de los relatos dan la impresión de haber sido escritos con una enorme facilidad. Comentaré sólo algunos de ellos.

            El abrazo es un buen ejemplo de lo que escribe Eximeno. Parte de una idea extraña, en este caso un insólito implante que sustituirá los pulmones de una mujer enferma, para contar una inusual historia de relaciones familiares. Sobrecogedor.

            Mesa es otro de los relatos que quedan fijados en la memoria. Eximeno se atreve con una idea arriesgada y sale bastante airoso del trance. Echo de menos una explicación de cómo se ha llegado a ese absurdo pero la originalidad de la propuesta sirve para compensar la falta.

            Acéphale es uno de los relatos más largos del libro. En esta ocasión Eximeno no parte de una premisa original como en otras ocasiones pero el relato está bien escrito y se lee con agrado. El título del cuento hace mención a una sociedad secreta fundada por el escritor George Bataille. No son necesarios elementos fantásticos para arrastrarnos hasta un final oscuro como los que le gustan al autor.

            No te olvides de darle cuerda es un pequeño y delicioso cuento como los que nos contaban de pequeños y cuya gracia estriba en su sencillez más que en su originalidad.

            Last exit for the lost es un relato distópico con un tono muy similar a otras dos narraciones incluidas en el libro: ¡Estamos embarazados! y Miembros de la compañía. La primera se desarrolla en Marte y es además una historia de feroz supervivencia pero en las tres  nos encontramos con sociedades muy condicionadas por sus leyes y gobiernos. En una impera un comunismo despiadado, en otra se promueve una humanidad sin emociones y en la última nos hallamos con un futuro desolador en que todo es comerciable. Podría argüirse que se ciñen demasiado al esquema típico de utopía clásica y que resultan demasiado obvios.

            En Noverim Te (del latín déjame conocerte) Eximeno se inventa una mitología con un monstruo hediondo llegado de no se sabe dónde, que a pesar de lo peligroso y repulsivo que es a atrae a masas de turistas del mundo entero. La economía del país depende de ello y el gobierno no se detiene ante nada para mantener apaciguada a la bestia y obtener beneficios. Eximeno también aprovecha para burlarse del turismo masificado y de ciertos turistas que pagan por ver cualquier cosa. 

            Eximeno es un buen artesano, un buen contador de historias y se nota que disfruta poniendo sobre el papel las muchas ideas que se le ocurren. No es fácil escribir un libro de relatos que sea del todo redondo. Por lo general suelen ser irregulares y contienen relatos muy buenos alternando con otros que son prescindibles. También puede ocurrir que después de leer unos cuantos acabemos por descubrir la formula o pautas que acostumbra a utilizar el autor, y algo de esto último ocurre en De la carne de Santiago Eximeno, que por lo demás se lee con agrado y nunca aburre, lo que ya es bastante.

martes, 17 de septiembre de 2019

"Anatomía de un jugador” de Jonathan Lethem

"Anatomía de un jugador” de Jonathan Lethem            “Nada de fantaciencia, ni de literatura especulativa, ni de ficción científica, ni tampoco de literatura futurista. Sólo ciencia-ficción”, reza la cabecera de este blog. Los que lo siguen saben que esto no es cierto y que en este blog he reseñado muchas veces novelas que no pertenecen al género. Escribí esa cabecera por el cansancio que me producían las interminables y desde mi punto de vista estériles discusiones motivadas sobre si el término ciencia-ficción era el más adecuado o no. Claro que entonces no se hablaba todavía del famoso “procés” y mi grado de tolerancia no se había tensado hasta los niveles actuales. Todo esto viene a cuento de que las últimas novelas que he reseñado tienen más bien poco de ciencia-ficción. Anatomía de un jugador utiliza un elemento, sólo uno, característico del género como es la telepatía pero no creo que eso convierta la novela en ciencia-ficción. La razón de esta traición al lema del blog es que a pesar de la cantidad de libros que se publican del género en España, últimamente me atraen más las novelas que tienen una relación sutil con él, eso que en estos tiempos en que hay un nombre para todo (generalmente en inglés) se llama “slipstream”. Este término como sabrán se debe a Bruce Sterling. Aquí tienen una lista de ejemplos elaborada por él mismo y Lawrence Person: http://home.roadrunner.com/~lperson1/slip.html.
 
            Lo cierto es que Jonathan Lethem empezó escribiendo ciencia-ficción. Sus primeras cuatro novelas: Gun, with Occasional Music (1994), Amnesia Moon (1995), Cuando Alice se subió a la mesa, 1997) y Paisaje con muchacha (1998) lo son sin lugar a dudas. Las dos primeras siguen inexplicablemente sin ser publicadas en España. Lethem es un autor siempre interesante aunque su búsqueda por encontrar nuevos caminos y renovar géneros populares lo coloque muchas veces en un difícil equilibrio que lo hace bascular entre los sublime y lo grotesco como ocurría en Chronic City, última novela que había leído hasta el momento. En Anatomía de un jugador el autor se muestra algo más contenido, lo que lo aleja de la extravagancia de la novela antes mencionada, pero que por otro lado hace que en ocasiones la novela se haga menos entretenida.

            El protagonista, Alexander Bruno, es un profesional del backgammon, cuya capacidad de leer la mente de sus adversarios le hace imbatible y le ha permitido hasta ahora vivir de una manera desahogada. Sin embargo, desde hace un tiempo una mancha ha comenzado a nublar su campo de visión poniendo punto final a su buena racha. Finalmente Bruno acaba siendo hospitalizado y sólo un excéntrico cirujano en California está dispuesto a extirparle el tumor que causa la mancha. A lo largo de la novela Bruno se encuentra con personajes muy diversos, desde el ya mencionado cirujano que cambia su rostro, hasta un antiguo compañero del instituto que ha prosperado inesperadamente, pasando por el encargado iconoclasta de una hamburguesería, una prostituta alemana y la imprevisible novia de su amigo del pasado. Bruno parece ejercer una profunda atracción sobre todos los que le rodean, algo que lejos de proporcionarle una ventaja acaba jugando en su contra y provocándole todo tipo de penalidades. Tanto es así que, sobre todo al final de la novela, resulta un tanto desesperante ver al protagonista caer cada más vez bajo sin que acabe  de reaccionar.

            Aunque el backgammon sea una parte importante de la historia (incluso la numeración de los capítulos está relacionada con el juego) no es necesario estar familiarizado con sus reglas para disfrutar de la novela. La tensión del juego está bien narrada y el autor se las arregla para que las partidas resulten emocionantes. El problema de la novela está en su irregularidad, y es que se alternan momentos brillantes por los que compensa leer el libro con otros en los que apenas sucede nada y que tienen poco interés. Uno de los más brillantes y en los que Lethem se luce realizando una difícil fusión entre lo más hilarante y lo más desagradable es la escena de la operación quirúrgica  a ritmo de Jimmy Hendrix. Merece la pena.

            En las críticas se habla de que el tema del libro es la identidad, y puede que haya bastante  de cierto en ello. En la novela nadie parece ser lo que aparenta, empezando por su protagonista, y cuando llegamos a su tramo final el texto nos impele a preguntarnos cuántos Brunos existen o han existido en realidad. ¿Somos como nos ven los demás, como creemos ser o como queremos que nos vean los demás? Y puestos a hacernos cuestiones trascendentales, ¿este humilde blog trata sobre ciencia-ficción o sobre cualquier otra cosa? ¿Se puede acabar así una reseña?