Blog ciencia-ficción

Nada de fantaciencia, ni de literatura especulativa, ni de ficción científica, ni tampoco de literatura futurista. Sólo ciencia ficción.

Universo de pocos

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lunes, 27 de abril de 2020

"La colina de Watership” de Richard Adams


"La colina de Watership”  de Richard Adams            Me siento culpable. Mientras el resto del mundo estaba pendiente del coronavirus yo me preocupaba por unos conejos, unos conejos que ni siquiera son reales, que son tan sólo unos personajes de ficción surgidos de la pluma del escritor británico Richard Adams. En momentos como los que estamos viviendo en que las cifras de muertos han excedido todo lo imaginable, en que el comportamiento de algunos que se llaman políticos es deleznable y el capitalismo parece estallar en las narices del mundo globalizado es bueno contar con libros así y poder abstraerse durante unas horas de la deprimente realidad.

            La colina de Watership es el libro ideal para ello. No vengo a descubrir nada, la novela fue publicada en 1972 y se convirtió rápidamente en un éxito en el Reino Unido. Una fama que por cierto no llegó a España, donde sigue siendo un libro bastante desconocido. Supongo que el hecho de que esté protagonizada por conejos ha podido influir en que muchos lectores lo descartaran creyendo que se trata de literatura infantil. Puede que el libro estuviera en un principio destinado a un público infantil, aunque visto ahora con la perspectiva del siglo XXI en que los niños están sobreprotegidos y existe una desmesurada preocupación por lo que es o no adecuado para ellos (aunque luego puedan acceder desde sus móviles a cosas peores) cuesta un poco creerlo, sobre todo porque el libro no evita la violencia y algunas de las escenas que se narran pueden llegar a ser bastante cruentas. Desde luego no se trata de la típica historia edulcorada protagonizada por animales a las que nos ha acostumbrado Walt Disney.

            La novela está protagonizada por unos conejos muy humanizados. Hablan, sienten como los humanos, valoran la amistad, son compasivos con los que sufren, poseen sentido del humor y disfrutan como el que más con una historia bien contada, pero al mismo tiempo el autor los ha dotado de una entrañable y convincente idiosincrasia conejil. Por poner un ejemplo, a los pobres conejos no les resulta nada fácil controlar su miedo, un miedo que los supera y que los puede llegar a paralizar, algo que supone una enorme desventaja cuando tienen que salir huyendo con rapidez. Además su inteligencia es limitada, resolver problemas que para un humano no más inteligente que Trump no revestiría ninguna dificultad supone para ellos todo un reto. Cruzar una carretera, un bosque o a atravesar un río se convierte en una arriesgada aventura. Cada uno de los protagonistas posee una cualidad que lo hace único e insustituible dentro del grupo: Avellano es un líder indiscutible, su hermano Quinto, un visionario, Pelucón es el fortachón y bonachón escudero, Zarzamora es quien se ocupa de resolver los problemas más complejos y Diente de León es el contador de historias que necesita toda sociedad para olvidarse de los problemas por unos instantes. Todos ellos se acaban convirtiendo en héroes aunque para ello deban primero encontrar su lugar en el grupo y comprender que hay tareas que deben delegar en favor de los que están mejor preparados.

            El relato comienza con la visión terrorífica de Quinto, un conejo menudo y asustadizo,  que presiente el fin de la madriguera. Él y su hermano, Avellano, no logran convencer al consejo pero sí a unos pocos conejos para buscar más allá de donde nadie ha llegado el lugar propicio para cavar una nueva madriguera. Para los conejos este viaje por tierras inexploradas (en realidad la inofensiva campiña inglesa) es como viajar a otro planeta. En su periplo descubren plantas desconocidas, espeluznantes líneas de alta tensión, ven pasar un tren, que para ellos es un objeto inexplicable, y contactan con otros conejos que se comportan como verdaderos marcianos. Hay escenas realmente memorables, momentos de enorme tensión y dramatismo que merecen la pena, sobre todo al final del libro cuando tienen que defenderse en los túneles de los invasores. Menos me han gustado las descripciones poéticas con las que arrancan algunos capítulos, algo afectadas, que por suerte no se prolongan demasiado.

            Bueno, ¿qué más puedo decir?  La colina de Watership es un libro de aventuras como hacía tiempo no leía. Sin duda, la mejor novela de conejos que he leído nunca.

miércoles, 8 de abril de 2020

"La luna y el sol” de Vonda McIntyre


"La luna y el sol”  de Vonda McIntyre            Con esta atípica novela de fantasía histórica Vonda McIntyre ganó el premio Nebula en 1998. No era la primera vez que se lo otorgaban, en 1978 lo había obtenido por su novela Serpiente del sueño, que un año después merecería el premio Hugo y el premio Locus. Según explica McIntyre en el comentario que aparece al final del libro la concepción de la historia también fue bastante curiosa. Nació como guión para una película en un taller de escritura en el que participaba la escritora, el Writers Film Project, impulsado por Amblin Entertainment y Universal Studios. En lugar de descartar parte del material que prolongaría en exceso el guión cinematográfico prefirió aprovecharlo y escribir en paralelo una novela que se convertiría finalmente en La Luna y el sol. Lamentablemente la película, en la que Pierce Brosnan interpretaría a Luis XIV, estaba preparada para su estreno en 2015 pero por una razón que no alcanzo del todo a comprender  (coincidió en el tiempo con La forma del agua) nunca llegó a los cines.

            La luna y el sol daría lugar a una entretenida película de amor y aventuras. No cabe duda de que la trama parece concebida para la gran pantalla, contiene los ingredientes idóneos para que así sea: un escenario espectacular, como es el Louvre durante el reinado de Luis XIV, unos personajes inolvidables como el propio Luis XIV o el papa Inocencio XII, una protagonista femenina adelantada a su época, un enano muy listo que aconseja al rey (¿no les suena?), una sirena... y un plantel larguísimo de interesantes secundarios. Por si esto no fuera suficiente, la novela cuenta con una historia de amor inolvidable.

            La novela relata el interés que despierta la llegada de una criatura marina a la corte de Luis XIV tras haber sido capturada por el padre jesuita Yves de la Croix a instancias del Rey Sol, no porque éste tenga una especial fascinación por la ciencia sino porque piensa que le permitirá alcanzar la inmortalidad. La protagonista de la novela es la hermana de Yves, Marie-Josèphe, que acaba de llegar de un convento situado en la colonia francesa de la Martinica. Se trata de una mujer muy ilustrada, versada tanto en ciencias naturales como en dibujo y en música, que se cartea hasta con el mismísimo Newton. Vamos, una joya pero que por otro lado nada sabe sobre ciertos aspectos de la vida, digamos más mundanos. Su inocencia en este punto es tal que ignora la existencia de la prostitución. La joven colabora con su hermano en sus estudios y es ella quien al final acaba  ocupándose de la bestia y de establecer una estrecha relación con ella.

            McIntyre nos relata la vida de palacio con enorme solvencia y también sentido del humor.  La novela está llena de momentos humorísticos como cuando se nos describe el despertar del rey al que deben asistir cada mañana por obligación sus más allegados, o el celo que ponen todos a su alrededor para que no vea nada que le pueda incitar o importunar, ya sea el tobillo de una joven o la boñiga de un caballo. Los retratos humanos que hace la autora tanto del rey, como de su esposa (Madame de Maintenon), de su hermano Felipe y de su amante masculino, del conde de Chrétien o del papá Inocencio XII son magníficos y son los que sustentan principalmente el relato. Menos conseguidos están los dos hermanos, Yves y Marie-Josèphe. Él es el típico sacerdote que se debate entre sus convicciones religiosas y científicas, por otra parte sus cambios de parecer o de actuar parecen estar muchas veces al servicio de la trama. Ella resulta demasiado perfecta y su desconocimiento de algunos temas, como he comentado antes, por mucho que haya sido educada en un convento resulta poco verosímil.

            La autora coquetea con la ciencia ficción, esto se ve en el interés de su protagonista por la ciencia o en el rigor con que su hermano realiza una disección, sin embargo el hecho de que la Atlántida sea el origen del pueblo del mar o de que la bestia sea una sirena me hace pensar que la intención de McIntyre es la de crear una fantasía clásica con la imaginería típica. Esto le permite además ciertas licencias como eludir dar demasiadas explicaciones sobre la forma en que Marie-Josèphe se comunica con la sirena o sobre ciertos acontecimientos prodigiosos que se producen al final de la novela. Puede que al principio la autora se detenga en exceso en la vida de palacio y que la historia tarde en despegar, lo que puede desanimar a los que busquen más acción. En definitiva, se trata de una agradable fantasía feminista, una sorprendente mezcla de cuento infantil, romance y novela histórica muy al gusto de Hollywood.