El enorme parecido del argumento de esta novela con Volver a empezar, título poco afortunado con el que se publicó en España el libro Replay de Ken Grimwood de 1986, hizo que pasara de largo ante él. Que quede claro que la novela de Grimwood nada tiene que ver con la aburrida película de mismo título y ganadora de un Óscar de José Luis Garci.
Tanto en la novela de Ken Grimwood como en la de Claire North el protagonista se ve obligado tras la muerte a vivir una y otra vez su vida, pero conservando todos sus recuerdos de sus anteriores existencias. Algo muy parecido a lo que le sucedía al socarrón personaje interpretado por Bill Murray en la película de Harold Ramis Atrapado en el tiempo que revivía hasta el hastío el día de la marmota. El poco conocido escritor H. Beam Piper con su relato Una y otra vez (Time and Time Again) se adelantó varios décadas a todos ellos y ya en 1947 concibió un bucle temporal de este tipo. En su breve narración nos cuenta cómo un novelista después de morir en una guerra se despierta con todos su recuerdos intactos en su yo de trece años. (Publicado en La Edad de Oro 1946-1947, selección de Isaac Asimov y Martin H. Greenberg).
Las buenas críticas, especialmente la muy entusiasta de Odo en su interesante blog Sense of Wonder que declaró Las primeras quince vidas de Harry August una de las mejores novelas fantásticas publicadas el año pasado en España, lograron persuadirme. Hay que decir que a pesar de la similitud de argumentos las novelas de Ken Grimwood y de Claire North son muy diferentes. Tras un arranque muy parecido, Las primeras quince... acaba convirtiéndose en una trepidante historia de intriga y de venganza en la que el afán de superación del protagonista, eje principal sin embargo de Volver a empezar, queda relegado a un segundo plano. En cierta manera me recuerda más al Stone Junction de Jim Dodge. En ambas novelas las acciones del protagonista terminan siendo motivadas por un deseo de venganza, y en ambas existen personajes que aspiran a descubrir un gran misterio que puede ayudarlos a comprender el universo. Si bien en la novela de Dodge el protagonista no renace como Harry August, las diferentes fases de crecimiento por las que transcurre su vida recuerdan mucho a uno de esos renacimientos. En cualquier caso el sueño alucinatorio en que se transforma Stone Junction pertenece a una época muy diferente y se trata de una obra mucho más disparatada en la que el que humor tiene mayor importancia.
Dejemos a un lado las comparaciones y centrémonos en Las primeras quince vidas de Harry August. Claire North a pesar de su juventud (cuenta con sólo treinta años) escribe con gran soltura y parece conocerse los trucos de los narradores más experimentados. Sabe cuándo romper la secuencia de los acontecimientos y aplazar las revelaciones para forzarnos a continuar leyendo sin respiro. A veces se vale de pequeñas píldoras con las que nos adelanta de una manera imprecisa lo que va a ocurrir en el futuro, en otras ocasiones nos transporta al pasado para ilustrarnos con un suceso relacionado, tretas que enriquecen el texto y sobre todo incrementan el suspense. Las diferentes tentativas de Harry August por comprender a sus seres más próximos, sus decepcionantes experiencias con la religión, el afán por hacer justicia, el amor, la amistad y sobre todo la venganza configuran una novela con una trama que ya de por sí resulta atractiva. ¿Y es que a quién no le gustaría poder repetir su vida y cambiar algunas decisiones erróneas? La primera parte del libro es magnífica. La segunda también, aunque de una manera muy distinta debido a que North termina decantándose por escribir una novela de intriga. Una intriga muy bien llevada con excitantes aventuras más allá de la vida y de la muerte que logran que la obra gane en ligereza y amenidad, pero que por otro lado hace que pierda en trascendencia y se torne en una historia algo más habitual de buenos y malos.
Los personajes son otra gran baza del libro; poco convencionales, realmente interesantes y bien descritos. En particular cabe destacar a los dos protagonistas principales entre los que se establece una intensa y ambigua relación que perdura durante sus múltiples y agitadas vidas.
Sólo puedo ponerle una pega al libro. Al final queda la sensación, repetida en muchas otras obras de ficción, de que debe ponerse un límite al conocimiento científico. La figura del científico sin escrúpulos capaz de lo que sea por alcanzar su objetivo es un tópico en el que la autora cae y, aunque no simpatizo especialmente con el villano, al final del libro casi estoy deseando que se salga con la suya.
En definitiva, un libro que recomiendo por las razones que he explicado y porque a pesar de sus más de quinientas páginas se hace corto. Lástima que en lugar de Las primeras quince vidas de Harry August no se titulara "Las primeras veinte vidas.." o mejor "Las primeras veinticinco vidas de Harry August".
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