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Universo de pocos

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sábado, 16 de abril de 2016

"Nexus" de Ramez Naam

Portada de "Nexus" de Ramez NaamLa acción con la que arranca la novela es prometedora, mediante una escena sexual muy divertida Ramez Naam nos adelanta lo que la droga Nexus es capaz de hacer. Una escena, por la verosimilitud con la que es narrada, digna de un Greg Egan, aunque eso sí contada con bastante más humor del que suele hacer gala el australiano. A partir de ahí la trama se vuelve bastante convencional y lo que queda es un Greg Egan retocado al gusto de Hollywood. Una vez explicado cómo funciona la droga, y esto ocurre muy al principio, para mí la novela pierde interés. Como suele ser habitual en este tipo de historias la droga es codiciada por gobiernos autoritarios y mafias, lo que sirve de pretexto para desplegar todos los tópicos habituales de esto que se ha venido en llamar tecno-thrillers: persecuciones, mamporros, gobiernos sin escrúpulos, entrenadores que además son sabios conocedores de alguna pseudo-filosofía asiática, más mamporros, veteranos de guerra traumatizados y la consabida visita a un exótico país del sureste asiático.
 
He de confesar que la tremenda simplicidad con la que está escrita la novela, así como el candor que demuestran algunos de sus protagonistas me resultan incluso encantadores. La novela es entretenimiento y no hay que pedirle más, aunque algunos quieran ver en ella una sesuda reflexión sobre el futuro de la humanidad. Por otro lado es de agradecer que Ramez Naam con Nexus no intente escribir la obra maestra de su vida como parecen pretender muchos autores actuales con cada uno de sus libros, escritores a los que muchas veces les puede la ambición por querer abarcarlo todo. Un buen ejemplo sería Neal Stephenson, al que le salen unos tochos que son compendios de la sabiduría humana habida y por haber. Escribir una novela con grandes ideas originales basadas en los últimos avances científicos, protagonizadas por personajes profundos dignos de Balzac y que además se desarrollen en mundos alucinantes pero verosímiles es casi imposible de hacer sin aburrir al lector.
 
Naam al menos es mucho más humilde y renuncia a algunos de esos objetivos. Tal vez a demasiados, sobre todo al prescindir de una trama de mayor profundidad. El tema principal, la evolución de los seres humanos gracias a la droga y los escrúpulos por permitir su libre uso, queda relegado a un segundo lugar con tantas intrigas, disparos y patadas. La acción violenta acaba apoderándose de la historia.
"Alguien golpeó a Lee en el costado. Era Kade, con una patada voladora que lanzó al agente contra la pared. Sam sintió que Lee estampaba la culata de su arma en la cara de Kade y lo tiraba al suelo. Pero por un momento sólo hubo dos hombres a su lado, ambos con la mirada fija en Chuan y las armas en posición de disparar. Sam alargó los dos brazos y los agarró por los cinturones, tiró con fuerza para levantarse de un salto y simultáneamente los tumbó"
Tras varías páginas así uno ya no sabe de quién es el puño que golpea y de quién es el estómago golpeado, pero es que llega un momento que da igual y lo único que desea uno es que se maten de una vez y que termine la escena.
 
Las razones que mueven a los protagonistas, como suele ocurrir en este tipo de novelas, son esquemáticas y primarias. Por ejemplo, la agente de las fuerzas especiales ERD convirtiéndose en adalid de los que luchan contra las drogas, o el protagonista empeñado en convertirse en post-humano a toda costa gracias a Nexus. Por otro lado, la droga además de milagrosa y fantástica, es demasiado perfecta y buen rollista para ser verosímil.
 
Nexus es una novela que parece pensada para ser llevada al cine. Ya puedo imaginarme la película protagonizada por el guaperas de turno, plena de escenas de acción, con caídas desde edificios de veinte pisos rebotando de aquí para allá o peleas en las que atravesar muros provoca sólo unos pocos rasguños. ¡Ah, pero si eso ya ocurre en cualquier película de acción y sin que tengan que drogarse con Nexus!

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