
Nada sabía de Niccolò Ammaniti
cuando comencé la lectura de Anna, a excepción de lo que se decía en las
solapas del libro. Por otra parte no creo que haya una mejor manera de evitar
cualquier prejuicio que empezar un libro con total ignorancia de su contenido y
de su autor. Sin embargo, tras las primeras páginas apenas encontré algo
original, algo que distinguiera a Anna de otras muchas novelas apocalípticas
que han proliferado en los últimos años. Los protagonistas entran en casas
abandonadas y en supermercados arrasados por otros supervivientes en busca de
alimentos, de ropa y de medicamentos, recorren pueblos y ciudades en ruinas, se
encuentran con coches cuyos dueños han quedado reducidos a meros esqueletos. Su
horizonte es la desolación y en esos paisajes calcinados o campos infestados de
matojos en ocasiones se tropiezan con otras víctimas
enfermas, sucias y desnutridas. Lo de siempre en estos casos. La gran novedad
en la novela de Ammaniti radica en que los supervivientes son niños, inmunes al
virus hasta que alcanzan la adolescencia. De esta forma el autor puede
contarnos una historia sin adultos en la que unos niños deben valerse por sí
mismos sin la protección de sus padres. Con Anna, su hermano Astor, Pietro y un
perro sarnoso como únicos protagonistas Ammaniti se propone reflexionar sobre
la infancia y las relaciones a esa edad, las cuales parecen oscilar siempre
entre extremos.
El libro está bien escrito y aunque se lee con facilidad y
resulta entretenido no posee la contundencia ni la lírica del horror de La
carretera de Cormack Mcarthy ni tampoco está narrado con la sensibilidad de
La casa de la muerte de Sarah Pinborough y desde luego poco o nada tiene
que ver con El señor de las moscas de Golding. En una novela en la que
la construcción de personajes parece ser una parte primordial de lo que se
narra los protagonistas de Anna no resultan ser especialmente
memorables. No es un mal libro y algunos de los episodios, especialmente en el
que se cuenta el pasado de Pietro, resultan notables pero el conjunto carece de
garra, y la fatalidad a la que parecen verse abocados sus protagonistas creo
que habría brillado más en una trama realista fuera del género fantástico.
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