Desde que en 2013 Penguin Random House inaugurara
flamantemente su colección Fantascy con La bomba número seis y otros relatos
no había podido leer nada nuevo de Paolo Bacigalupi, y tras la magnífica La
chica mecánica (2009, en EEUU, 2011 en España), reseñada en este blog,
aguardaba con mucho interés su obra más reciente. Lo cierto es que la nueva
novela del escritor norteamericano, un intenso y trepidante thriller lleno de
acción y de violencia, no me ha decepcionado. Por lo tanto en líneas generales
puede decirse que la espera ha merecido la pena.
En esta ocasión
Bacigalupi, en lugar de situar la acción del relato en un lejano país del
sudeste asiático, decide quedarse más cerca de su terruño natal (Colorado) y
someter a sus personajes a toda clase de penalidades en los alrededores de Fénix,
Arizona. Porque Bacigalupi no escatima calamidades y crueldades a Ángel, Lucy y
María, nombres de los tres protagonistas
de Cuchillo de Agua. El primero es el típico duro forjado a base de
peleas, un matón a sueldo que trabaja para una mujer adinerada sin escrúpulos
que mercadea con el agua. La segunda, Lucy, es una indómita periodista con
conciencia social. Por último, María es una refugiada que malvive trapicheando
como puede para sobrevivir. Personajes, todo hay que decirlo, no excesivamente
originales aunque muy bien plasmados. Pero donde Bacigalupi destaca sobre el
resto de escritores es en la ambientación de sus mundos. El futuro en el que se
desarrolla la historia, con la escasez de agua, las luchas más o menos legales
por mantener los derechos sobre la más mínima fuente del preciado elemento, las
movimientos migratorios, los refugiados, los Merry Perry [1], las
diferencias sociales, las arcologías... todo es de un realismo que a veces
tengo la sensación de no estar leyendo ficción y de que aquello pudiera estar
sucediendo ahora mismo en EEUU. Bacigalupi ya se había asomado a ese mundo desértico
y empobrecido en su relato El cazador de tamariscos que puede
encontrarse en La bomba número seis y otros relatos. Toda esta
minuciosidad a la hora de crear el escenario (mientras lo pueda decir en mi
idioma me niego a usar la palabra de moda que utilizan en tantas reseñas [2])
paradójicamente perjudica el comienzo del libro haciendo que la acción se
resienta y la historia tarde más de lo esperado en arrancar. Además Bacigalupi
nos sumerge en este mundo sin explicaciones preliminares o extemporáneas
(esquivo de nuevo otro vocablo muy “cool” [3]) con lo que la lectura al
principio se hace algo laboriosa. En cualquier caso, el autor introduce los
nuevos términos poco a poco y con oficio de manera que la acción se sigue sin
problema.
Cuchillo de agua
es una buena novela y también un buen thriller y como tal utiliza los tópicos y
la parafernalia habitual en este tipo de género con crueles esbirros, hampones
endiosados, policías corruptos, frenéticas persecuciones, sangrientas torturas,
traiciones y un algo (que no quiero desvelar) que todos desean y por lo que son
capaces de eliminar a quien se les ponga delante. Como lector de ciencia ficción
si algo echo en falta en la novela son más elementos imaginativos y fantásticos
que me hagan abrir los ojos como a un niño la primera vez que mira al
firmamento, tal y como consiguió con los relatos recopilados en La bomba número
seis. El autor se revela muy comprometido con los problemas ecológicos, no
hace concesiones a la política del despilfarro y lanza una dura advertencia
sobre el futuro que nos espera si no le ponemos freno. Por otro lado su visión
pesimista y sanguinaria del ser humano me ha recordado al mejor Cormack
McCarty. Como digo, la novela es buena, sin embargo echo en falta más ciencia
ficción. Reconozco que ese puede ser mi problema.
[1] Una especie de secta que se basa en las
ocurrencias del gobernador de Tejas Rick Perry, republicano y retrógrado, que
durante una fuerte sequía en su estado en el 2011 tuvo la feliz idea de animar
a la gente a rezar para que lloviera.
[2] El palabro de moda es “worldbuilding”, término
que no puede faltar en ningún blog dedicado a la ciencia ficción que se precie.
[3] “Infodump”.
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