La editorial Gigamesh, que lleva un
año imparable, ha reeditado esta novela de Richard Morgan publicada antes por
Minotauro con el título de Carbono alterado (en inglés, Altered carbon,
2002). Esta nueva traducción, según se dice en la presentación del libro, está
avalada por el propio Morgan, que habla con fluidez el castellano, así que no
voy a entrar a comentar las distinciones semánticas entre los vocablos “alterado”
y “modificado”. En cualquier caso, me alegro de que se haya reeditado esta
notable fusión entre novela negra y ciencia-ficción.
El planteamiento inicial de Carbono
modificado es el clásico en una novela negra, es decir, la investigación de
un incomprensible crimen. Lo sorprendente, y aquí ya entran elementos de
ciencia-ficción, es que la víctima y el adinerado hombre que contrata los
servicios del protagonista para averiguar lo sucedido son la misma persona.
Esto es posible gracias a lo que llaman el “reenfundado”, que consiste en la
introducción de la personalidad de alguien en otro cuerpo que puede ser un clon
del original, un cuerpo ajeno o incluso uno creado artificialmente. En el
futuro en el que se desarrolla la novela todas la personas llevan insertado en
la nuca un diminuto dispositivo denominado pila cortical que almacena tanto su
conciencia como sus recuerdos. La pila cortical permite que la muerte no sea
definitiva y que baste con introducir este dispositivo en otro cuerpo, lo que
denominan enfundado, para que cualquiera vuelva a la vida. Sin embargo, debido
al coste que supone, sólo los más poderosos pueden permitirse almacenar clones
de sí mismos. Morgan sabe aprovechar los recursos narrativos que le proporciona
esta tecnología y además de una atractiva intriga detectivesca logra escribir
una trepidante novela de acción. Como suele ser habitual en este tipo de tramas
nadie es quien parece ser, el relato da bastantes vueltas y sólo tras muchos
trompicones, disparos, desengaños, mucho sexo y violencia llega a su fin.
Morgan lo hace bien, aunque puede que se le vaya un poco la mano con los
continuos giros que da la historia. Hay quien dice que es poco original, que la
idea de recuperar la personalidad tras la muerte ya se le había ocurrido antes
a Greg Egan, pero, aparte de la dificultad que supone inventar algo nuevo, es bastante habitual en
el mundo literario utilizar ideas de otros escritores si éstas cuentan con
potencial de sobra. Que se lo digan a Wells, ¿cuántos relatos se han escrito y se escribirán sobre
viajes en el tiempo? O a Karel Capek, al que se debe el término robot. La idea
de la pila cortical es demasiada buena y estoy convencido de que en el futuro
proliferarán las narraciones que se
aprovecharán de ella. Sin ir más lejos la novela Tocando fondo (Down
and Out in the Magic Kingdom, 2003) de Cory Doctorow también se basa en
este concepto.
Existen muy buenos ejemplos de
novela negra dentro de la ciencia-ficción y yo tenía la creencia de que además
abundaban, sin embargo al ponerme a pensar en títulos no he logrado encontrar
tantos. Si tuviera que confeccionar una lista, sin lugar a dudas la encabezaría
con el extraordinario El hombre demolido de Alfred Bester; muchos pondrían
a continuación el sobrevalorado Neuromante de William Gibson, aunque yo
prefiero mil veces antes Cuando falla la gravedad de
George Alec Effinger. Podríamos considerar también pertenecientes al subgénero
la ingeniosa aunque dilatada en exceso Gente de barro de David Brin, la
imaginativa La ciudad y la ciudad de China Miéville, quizás Cuarentena
de Greg Egan... ah, y las novelas de Lavie Tidhar (que por cierto no salen muy
bien paradas en este blog), pero no existen tantas obras como cabría esperar en
principio[1]. Es una verdadera lástima, sobre todo para los que disfrutamos
de este mestizaje de géneros. Por suerte, con Carbono alterado Morgan
inicia una serie con el mismo protagonista que se desarrolla dentro del género
de la novela negra y que tiene como elemento común el mismo protagonista. Sólo
nos cabe esperar que el resto de novelas de la serie tenga la misma calidad.
[1] No incluyo las obras de Asimov con el robot
detective Daneel Olivaw, que considero novelas policiacas pero no novela negra.
Gracias por esta estupenda reseña. También me llama mucho la atención la combinación de ciencia ficción con otros géneros, en especial con novela negra, por eso agradezco la mención de obras semejantes.
ResponderEliminarGracias a ti por dejar tu comentario y perdón por responder con tanto retraso, pero los últimos días del año entre gripes y nieves me han alejado del blog. Dentro de poco estrenarán las serie basada en la novela así que las ventas se dispararán en breve como pasó con "El cuento de la criada"
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