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Universo de pocos

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domingo, 19 de enero de 2020

"Criptonomicón: I El código Enigma " de Neal Stephenson

"Criptonomicón I" de Neal Stephenson             Soy consciente de que escribir la reseña de una parte de una novela es del todo injusto, pero ya que ha sido dividida en tres partes para su publicación en España, supongo que con el beneplácito del autor, me creo plenamente autorizado a cometer esta infamia.
 
            No soy un gran conocedor de la obra de Neal Stephenson, del que sólo he leído la monumental (sobre todo por tamaño) La era del diamante (manual ilustrado para jovencitas), una miscelánea de escenas geniales alternadas con otras realmente plúmbeas, que predominan a mi pesar. Lamentablemente en Criptonomicón: I El código Enigma hace gala de los mismos aciertos y multiplica por tres sus defectos. Stephenson es uno de esos autores que se toma la ciencia en serio y que además disfrutan divulgándola y esto es precisamente lo que resulta atractivo de sus novelas. Es un maestro a la hora de ilustrar al lector y sus símiles además de elocuentes son siempre brillantes. Lo que hace que leerlo resulte tan tedioso es su forma de narrar. La manera tortuosa que tiene de introducirnos en cada escena, las prolijas e infructuosas descripciones o esa prolijidad en lo superfluo convierten su lectura en algo así como nadar contra corriente. Uno desea más que nada avanzar para ver lo que hay más allá, porque podría estar aguardándonos un coral de prodigiosos colores, una playa virgen de arena dorada o la cueva de los piratas, sin embargo, la corriente en contra es a veces muy fuerte y si uno consigue llegar, lo hace ya demasiado cansado para disfrutar del tesoro descubierto.
 
            ¿Y qué es lo que nos viene a  contar el autor? Pues no se sabe muy bien. Después de cien páginas sigo sin tener una idea clara de a dónde nos quiere llevar. La historia es un juego a tres bandas contra las que nos vamos dando alternativos trompazos. Dos de los hilos parecen sobrar. La trama que tiene un mínimo de interés está protagonizada por un tipo muy particular con un probable trastorno psicológico cercano al síndrome de Asperger y que parece vivir sólo para las matemáticas. Durante la segunda guerra mundial junto a Alain Turing, que es descrito igual de friki o más que él, colabora no tanto para descodificar los mensajes de los nazis, como para gestionar con inteligencia esa información robada. El objetivo es aprovecharla al máximo pero con la máxima prudencia para no revelar al enemigo que han conseguido descifrar el código secreto. Esto tiene indudable interés y Stephenson podría haberse limitado a contarnos esto, sin embargo elige contarnos también las andanzas de un marine durante la guerra que tiene una relación superficial con la división de Turing y con el protagonista. En la otra línea argumental (y la más aburrida de todas), que se desarrolla en los años 90, el nieto del tipo que trabaja con Turing junto con otro que parece saberlo todo intentan sacar adelante un proyecto relacionado con la información digital. Es de suponer que esta trama adquiera más importancia en las partes siguientes y mayor interés porque lo que es en ésta constituye un muro de hormigón casi infranqueable.
 
            El mayor problema de la novela es su lentitud y su regodeo en lo intrascendente que hubiera requerido una poda con motosierra, porque Stephenson no escribe mal y algunas descripciones (como cuando nos cuenta el silencio que se produce en la reunión ante el sultán de Kinakuta) son épicas. Me cuesta entender el éxito que tuvo este libro, hasta me cuesta creer que alguien se haya podido leer los dos tomos siguientes.
 
             Stephenson impregna su narrativa de cierta ironía y de un humor más interesado muchas veces en demostrarnos lo inteligente que es que en hacernos sonreír. En fin, un tocho de casi cuatrocientas páginas de letra muy pequeña y de una densidad amedrentadora al que hay que añadir dos libros más de dimensiones y compacidad similares que ponen en evidencia el ego hipertrofiado de este autor norteamericano. Avisados quedan.

 

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