Blog ciencia-ficción

Nada de fantaciencia, ni de literatura especulativa, ni de ficción científica, ni tampoco de literatura futurista. Sólo ciencia ficción.

Universo de pocos

Universo de pocos

jueves, 12 de marzo de 2020

"La ciudad que nació grandiosa y otros relatos” de N. K. Jemisin


"La ciudad que nació grandiosa y otros relatos”  de N. K. Jemisin            Nora K. Jemisin ha conseguido lo que ningún otro escritor hasta el momento, ganar el premio Hugo durante tres años de forma consecutiva. Los tres libros que componen su trilogía de La tierra fragmentada,  La quinta estación,  El portal de los obeliscos y El cielo de piedra fueron premiados sucesivamente en los años 2016, 2017 y 2018. No he leído ninguno de ellos y, por lo tanto, no puedo dar mi opinión sobre si esta obra es merecedora de tanto galardón ni sobre la calidad de la misma. Antes de embarcarme en una tarea de tamaña envergadura he preferido aproximarme a su obra a través de este libro de relatos que en España han titulado La ciudad que nació grandiosa y otros relatos y que fue publicado en EE.UU con el título How Long’til Black Future Month, que es también el título de un ensayo que la autora escribió en 2013 y en el que habla de sus problemas con la fantasía desde la perspectiva de una mujer de raza negra. La idea era comprobar si mi creciente desconfianza hacia los premios Hugo, mi poca predisposición a las trilogías y mis prejuicios hacia la fantasía actual, en fin, si todo esto podía verse neutralizado por una prosa extraordinaria o unos argumentos innovadores. No ha sido así, sus méritos, que no voy a negar que tiene, no me han parecido suficientes para acometer semejante empresa.

            Quizás lo mejor del libro sea la gran variedad de géneros y escenarios que surgen de sus  páginas. Hay relatos de todo tipo, desde historias que tienen lugar en mundos de fantasía alejados de la tradición a otros más clásicos pasando por la ciencia-ficción, con muchas de sus variantes: distopía, cyberpunk e invasiones extraterrestres. En sus cuentos hallamos brujas malvadas, dragones bondadosos, alienígenas e incluso inteligencias artificiales, sin embargo esta diversidad es muchas veces sólo formal y las historias que se cuentan, muchas de ellas protagonizadas por jóvenes desarraigadas que se enfrentan a su entorno, apenas varían unas de otras.

            Resulta interesante observar en estos relatos la  evolución de Jemisin como escritora, algo que se aprecia en la mayor complejidad que van adquiriendo los escenarios pero que sobre todo se percibe en la actitud de sus protagonistas, quienes de la ira y de la rabia de los primeros relatos como Los que se quedan y luchan o Bruja de tierra roja pasan a mostrar una actitud más apacible y afectuosa, como sucede sobre todo en el último relato Santos, pecadores, dragones y apariciones en la ciudad que yace bajo las aguas tranquilas y también en el que le precede,  Probabilidades distintas de cero. También se aprecian unos tímidos deseos de innovar en la forma y en la estructura narrativa, todo hay que decirlo, poco afortunados y que no consisten en otra cosa que desordenar la narración como ocurre en  Henosis y en Los evaluadores.

            Estos escenarios cada vez más complejos no van acompañados siempre de una trama más sofisticada, y por lo general pecan de ser algo simples. Una excepción es El narcomante una fantasía bien armada, más equilibrada, sin los excesos de otros relatos. Todo lo contrario ocurre con  Hambre de piedra, un cuento que se desarrolla en el mundo de la Tierra Fragmentada y en el que lo que se cuenta es insignificante frente al universo en que se sitúa. De todos modos no simpatizo mucho con las fantasías en las que los personajes detentan unos poderes extraordinarios que los convierten en casi dioses y más aún si la intención es hacerlas pasar por ciencia-ficción. Tampoco me ha gustado el relato que da título al libro, La ciudad que nació grandiosa, aunque posea sólo un defecto: el de aburrir hasta a las hojas en que está impreso. Resulta curioso que fuera elegido para el premio Hugo de 2017, pero aún más asombroso es que haya podido dar lugar a una novela titulada La ciudad que nos unió y que en breve será publicada por Penguin Random House bajo el sello Nova.

            Jemisin se considera a sí misma activista y esa rabia que lleva dentro marca con frecuencia sus relatos, que adolecen a menudo de cierto esquematismo. He disfrutado más con sus cuentos menos ambiciosos y reivindicativos al estilo de L’Alchimista o Cuisines des Mémoires, ambos relacionados con la gastronomía, o con la apañada distopía La bailarina del ascensor que con sus fantasías más elaboradas. En resumen, una antología que no ha cumplido  en absoluto con mis expectativas y que por tanto me siento incapaz de recomendar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario