El primer libro que leí de Banks fue La fábrica de las avispas, un libro impactante que me gustó tanto que me empujó a hacerme con todo lo que se podía encontrar traducido del autor escocés en España. Novelas como Pasos sobre el cristal, El puente (mi preferido después de La fabrica...) Un jardín de piedra, etc. fueron cayendo ante mis ávidos ojos, mientras no podía creerme que hubiera encontrado semejante filón literario. Entre lectura y lectura, en algún momento, no sé exactamente cuando, supe que Banks además escribía ciencia-ficción. Aquello parecía un sueño hecho realidad, sin embargo, como suele ocurrir a menudo el destino no pone las cosas fáciles y para entonces las novelas de ciencia ficción que se habían publicado de Banks estaban descatalogadas. Años después, cuando volvieron a ser editadas por "La Factoría de Ideas", mi entusiasmo por Banks se había templado tras la decepción que supuso El Negocio o el poco interés que me habían suscitado sus últimas novelas mainstream publicadas en España. Tampoco ayudaron a avivar la vieja pasión el hecho de que la mayoría de las novelas de ciencia-ficción de Banks pertenecieran a una serie, la de La Cultura.
Al parecer Banks había escrito varias de estas novelas con anterioridad a La fábrica de las avispas aunque no consiguió publicarlas. Pensó que tendría más posibilidades con una novela fuera del género y con esa intención escribió La Fábrica de las avispas. Lo curioso es que la concibió como si se tratara de una obra de ciencia-ficción protagonizada no por un alienígena sino por un adolescente perturbado que vive en una isla en lugar de en otro planeta. La novela fue un éxito rotundo y Banks consiguió su propósito de ver publicadas sus otras obras, aunque tuvo que añadir a su nombre una M y convertirse en Iain M. Banks para distinguir su carrera como escritor de género de la de escritor mainstream.
La primera novela de ciencia-ficción que leí de Banks fue El Artefakto y he de reconocer que se me atragantó lo suficiente como para que pospusiera mi primer contacto con La Cultura varios años más. Con El jugador, ya perteneciente a la serie, Banks volvió a conquistarme. Se dice que esta obra e Inversiones son las novelas menos representativas de la serie.
La verdad es que si la portada no indicara que Inversiones pertenece a La Cultura yo no me habría dado cuenta de ello. El mundo en el que se desarrolla la historia consta de dos soles, también se mencionan algunos animales desconocidos... todo esto nos hace comprender que lo que se cuenta no transcurre en un lejano pasado de la Tierra que se asemeja a la Edad Media sino en otro planeta. Sin embargo, aunque su pertenencia a La Cultura apenas se perciba en la narración, este dato es importante para poder interpretar los hechos, sobre todo en su conclusión. La novela tiene dos partes que se intercalan capítulo a capítulo. Una de ellas está narrada por Oelph, ayudante de la doctora Vossil, médico del rey de Haspidus. A pesar de la admiración que Oelph siente por su mentora, trabaja para alguien al que se refiere como Amo, quien, como muchos otros miembros de la corte, parece desconfiar de la doctora. La otra parte está protagonizada por DeWar, fiel guardaespaldas del Urleyn, protector de Tassasen. La relación que existe entre estas dos tramas aparentemente inconexas y entre Vossil y de DeWar se va infiriendo poco a poco de una manera muy sutil pero muy eficaz gracias al buen trabajo de Banks. Generalmente las intrigas palaciegas suelen aburrirme, pero Banks con su elaborada composición de personajes consigue cautivarme. Quizás haya un exceso de secundarios muy parecidos entre sí que con sus alambicados nombres no facilitan el trabajo al lector.
Su apariencia de fantasía medieval no debe engañar a los posibles lectores. Nada tiene que ver con otras novelas de género heroico-fantástico tan de moda últimamente. Aquí no encontrarán grandes batallas, ni dragones, ni luchas encarnizadas a espada, Banks se inclina más por crear unos personajes de carne y hueso en un escenario delimitado, sin realizar esos grandes alardes de imaginación a los que nos tiene acostumbrados. Pienso que no sería difícil convertir Inversiones en una obra de teatro. Da la sensación de que quisiera demostrar que es capaz de escribir una novela de La Cultura más contenida y también más introspectiva. Seguramente no gustará a todos, sobre todo a los más acérrimos de la space-opera. Yo he disfrutado con la lectura de las dos bellas historias de amor y admiración que la componen. Iain Banks demuestra que es un gran escritor, capaz de hacer mucho con muy poco. Por suerte me quedan aún bastantes libros por leer de él. Habrá que darse prisa en comprarlos ahora que "La Factoría de Ideas" se ha ido al garete. Creo que El uso de las armas será el siguiente, y luego.., luego ya veremos. ¡Y quedan aún tantos por traducir! ¡Qué alguien traduzca The Crow Road o Transition!
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