Después de setenta reseñas uno ya no sabe qué hacer para
no repetirse y atraer a los lectores. Así que después de tres años haciendo
reseñas voy a darme el gustazo de comentar este libro a través de una
auto-entrevista. Algunos se hacen selfis, pues yo me entrevisto a mí mismo. ¿Quién
va a entrevistarme sino?
Antes de empezar con el libro me gustaría hacerte una
pregunta. ¿Tienes tendencias masoquistas?
No me parece una pregunta muy oportuna en este momento. ¿Qué
te hace creer eso?
Lo pregunto porque las dos reseñas que has escrito de
Lavie Tidhar no fueron muy favorables y sin embargo aquí estás, reseñando Estación Central.
Comprendo lo que quieres decir, pero no se trata de masoquismo.
Tanto en “Osama” como en “Un hombre sueña despierto” Tidhar eligió
a dos personajes deleznables de la historia para contarnos dos relatos que además
de disparatados no llegaban a ningún lado. En parte me parecieron un engaño,
novelas de a duro disfrazadas de alta literatura. La primera es una
extravagante reflexión sobre el terrorismo que no logra cuajar y la segunda un
absurdo y poco elegante ajuste de cuentas. Estación Central parecía algo
completamente distinto, no se trata de una ucronía, el libro está constituido a
base de historias que se desarrollan en la Estación Central, en Tel Aviv, algo
muy diferente a lo que había leído hasta ahora de este autor. Reconozco que mis
reseñas anteriores fueron duras; cuando el resto de opiniones que podían leerse
eran más bien entusiastas, yo me arriesgué a dar una opinión desfavorable. Si
se discrepa de tal manera con los demás se empieza a dudar de uno mismo y
supongo que por eso y porque la sinopsis me parecía interesante he querido
darle una nueva oportunidad a este premiado autor. Volviendo a la pregunta que
me hacías al principio, creo que algo de eso hay que tener para leer a Tidhar.
Intuyo que no te ha gustado mucho.
Digamos que ha habido momentos en que hubiera preferido
emplear mi tiempo haciendo otra cosa, como poner la lavadora, por ejemplo.
No es fácil hacerlo porque como te decía antes se compone
de varios relatos, en concreto de trece, que están interconectados entre sí.
Todos se desarrollan en la Estación central, que es una especie de aeropuerto
gigante que permite conectar a los viajaros con el espacio. Alrededor de la
estación se ha formado una especie de ciudad multicultural dentro de la misma
Tel Aviv, llena de comercios, de cafeterías, lugares de ocio o para la oración.
El autor más que contarnos una historia intenta transmitirnos el ambiente extraño
y complejo en el que moran sus habitantes. Para crear esa atmósfera de extrañeza
Tidhar apenas esboza los muchos prodigios que colman el libro y deja cosas sin
explicar.
Sin embargo, en muchas ocasiones te has quejado de
libros en los que su autor no deja nada a la imaginación del lector.
Supón que te dan las piezas para construir un coche,
cualquier coche. No te dan ningún plano ni manual ni instrucciones para que lo
montes. Con esas piezas, vamos a suponer que son muy maleables, que son como
piezas de lego, puedes construir desde un maravilloso deportivo a un armatoste
que no anda, el resultado final depende por completo de ti. Si con ese material
logras construir un fabuloso deportivo, ¿de quién es el mérito? ¿De ti o de quién
ha concebido las piezas?
Es de suponer que quien ha concebido las piezas lo haya
hecho con una función precisa...
O puede que no. Puede ser el primer sorprendido al ver
los diferentes coches que se pueden montar con sus piezas.
Sin embargo, un libro no es lo mismo que un coche. Y además la grandeza de una obra
literaria está precisamente en que puede dar lugar a diferentes
interpretaciones.
Ya, pero así como un coche tiene que servir de transporte
para que pueda considerarse un coche, una obra literaria debe transmitir algo
al que lo lee.
Y "Estación Central" no lo consigue...
Algunos relatos tienen más interés que otros, pero muchos
me han aburrido y las peripecias que viven sus personajes me han provocado la
mayoría de las veces indiferencia. También debo reconocer que hay un pequeño
deseo de provocar con mis respuestas... Lo cierto es que el autor deja las
cosas más claras de lo que parece en un principio. Para mí el mayor problema de
la novela es que las historias costumbristas de ese futuro más o menos lejano
apenas logran seducirme.
El libro ha recibido muy buenas críticas y ha ganado
el premio “John W. Campbell Memorial ” a
la mejor novela de ciencia-ficción, ¿qué puedes decir?
Bueno, a muchos lectores parece haberles gustado esos sueños
de un futuro afable, esas fantasías optimistas sobre un mundo “hiperconectado”
en las que el autor ha dejado volar libremente su imaginación sin importarle
demasiado que el resultado sea plausible o no. Lo curioso es que muchos de los
relatos se publicaron por separado en revistas de ciencia-ficción; y si como
novela el libro adolece de no tener una trama central, en general los cuentos
tampoco se caracterizan por contar una estructura argumental definida.
Muchas gracias por dedicarnos unos minutos para comentar
esta novela.
Gracias a ti por entrevistarme.
Concluyo así esta reseña esquizofrénica con la que
inauguro una nueva forma de comentar libros. Ahora sólo queda ponerle un nombre
a este engendro. ¿Entrevieña? ¿Reseñivista? ¿Reseñavíu? A ustedes les dejo la
elección.
Me ha divertido tu "interseña". Original y amena. Eso sí, no pienso leer a Tidhar.
ResponderEliminarGracias a ti por participar en este blog.
ResponderEliminarAquí tienes una reseña en que lo ponen por las nubes de "Donde Acaba El Infinito": http://dondeterminaelinfinito.blogspot.com.es/2016/04/central-station-de-lavie-tidhar.html y esta otra de "Dreams of Elvex", algo menos entusiasta pero también muy favorable, para que puedas contrastar.