
La luna y el sol daría lugar
a una entretenida película de amor y aventuras. No cabe duda de que la trama
parece concebida para la gran pantalla, contiene los ingredientes idóneos para
que así sea: un escenario espectacular, como es el Louvre durante el reinado de
Luis XIV, unos personajes inolvidables como el propio Luis XIV o el papa
Inocencio XII, una protagonista femenina adelantada a su época, un enano muy
listo que aconseja al rey (¿no les suena?), una sirena... y un plantel larguísimo
de interesantes secundarios. Por si esto no fuera suficiente, la novela cuenta
con una historia de amor inolvidable.
La novela relata el interés que
despierta la llegada de una criatura marina a la corte de Luis XIV tras haber
sido capturada por el padre jesuita Yves de la Croix a instancias del Rey Sol,
no porque éste tenga una especial fascinación por la ciencia sino porque piensa
que le permitirá alcanzar la inmortalidad. La protagonista de la novela es la
hermana de Yves, Marie-Josèphe, que acaba de llegar de un convento situado en
la colonia francesa de la Martinica. Se trata de una mujer muy ilustrada,
versada tanto en ciencias naturales como en dibujo y en música, que se cartea
hasta con el mismísimo Newton. Vamos, una joya pero que por otro lado nada sabe
sobre ciertos aspectos de la vida, digamos más mundanos. Su inocencia en este
punto es tal que ignora la existencia de la prostitución. La joven colabora con
su hermano en sus estudios y es ella quien al final acaba ocupándose de la bestia y de establecer una
estrecha relación con ella.
McIntyre nos relata la vida de
palacio con enorme solvencia y también sentido del humor. La novela está llena de momentos humorísticos
como cuando se nos describe el despertar del rey al que deben asistir cada mañana
por obligación sus más allegados, o el celo que ponen todos a su alrededor para
que no vea nada que le pueda incitar o importunar, ya sea el tobillo de una
joven o la boñiga de un caballo. Los retratos humanos que hace la autora tanto
del rey, como de su esposa (Madame de Maintenon), de su hermano Felipe y de su
amante masculino, del conde de Chrétien o del papá Inocencio XII son magníficos
y son los que sustentan principalmente el relato. Menos conseguidos están los
dos hermanos, Yves y Marie-Josèphe. Él es el típico sacerdote que se debate
entre sus convicciones religiosas y científicas, por otra parte sus cambios de
parecer o de actuar parecen estar muchas veces al servicio de la trama. Ella resulta
demasiado perfecta y su desconocimiento de algunos temas, como he comentado
antes, por mucho que haya sido educada en un convento resulta poco verosímil.
La autora coquetea con la ciencia
ficción, esto se ve en el interés de su protagonista por la ciencia o en el
rigor con que su hermano realiza una disección, sin embargo el hecho de que la
Atlántida sea el origen del pueblo del mar o de que la bestia sea una sirena me
hace pensar que la intención de McIntyre es la de crear una fantasía clásica
con la imaginería típica. Esto le permite además ciertas licencias como eludir
dar demasiadas explicaciones sobre la forma en que Marie-Josèphe se comunica
con la sirena o sobre ciertos acontecimientos prodigiosos que se producen al
final de la novela. Puede que al principio la autora se detenga en exceso en
la vida de palacio y que la historia tarde en despegar, lo que puede
desanimar a los que busquen más acción. En definitiva, se trata
de una agradable fantasía feminista, una sorprendente mezcla de cuento
infantil, romance y novela histórica muy al gusto de Hollywood.
No hay comentarios:
Publicar un comentario