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Universo de pocos

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domingo, 14 de junio de 2020

"La disonancia de las esferas” de Sergio Mars

Portada de "La disonancia de las esferas”  de Sergio Mars            No recuerdo los años que llevo frecuentando el blog de Sergio Mars, Rescepto indablog. Es uno de los blogs de ciencia-ficción más importantes de nuestro país, imprescindible para cualquier aficionado a éste género y al fantástico, y con un fondo envidiable de reseñas y artículos de una profundidad muy poco frecuente. Mi curiosidad por conocer también su ficción era por tanto máxima y aún más al saber que había sido merecedora de varios premios como el Ignotus o el Domingo Santos. La ocasión me ha venido que ni pintada con la publicación de La disonancia de las esferas, un libro de relatos que toma el título de uno de los cuentos que lo integran.

            Se trata éste de un libro en el que Sergio Mars deja patente su amor y respeto por la ciencia, nada que sorprenda a quien haya leído las críticas literarias y los artículos que publica en su blog. El mismo rigor y verosimilitud que Mars exige a los demás se lo aplica a sí mismo a la hora de escribir ciencia-ficción. Los escenarios y los avances por muy imaginativos y sorprendentes que puedan parecer se apoyan en sólidos conocimientos científicos. Mars, como hombre de ciencias (licenciado en biología), no teme abordar temas complejos de la ciencia moderna como las burbujas de vacío o el principio holográfico, a veces incluso aún cuando no sea del todo necesario para lo que quiere contar como ocurre en el relato titulado Horror Vacui. En este primer cuento del libro lo de menos es el motivo por el que se va a producir el final del mundo, la originalidad estriba en lo que ocurre después, sin embargo el autor en lugar de recurrir al típico meteorito opta por un suceso más enrevesado. Lo cierto es que la trama principal de la mayoría de los relatos, tal y como comenta Juan Miguel Aguilera en el prólogo que acompaña al libro, no está supeditada a una idea científica, se apoya en ella o se sirve de ella para hacerla creíble, pero no es esencial.

            En La disonancia de las esferas podemos encontrarnos con dos tipos de relatos, por un lado los pensados a propósito para un concurso o selección, y que por lo tanto han tenido que ceñirse a un tema y a una extensión determinada, y los escritos con plena libertad. Sin menospreciar los primeros debo decir que me han gustado más los segundos. Entre los primeros podemos encontrar el ya mencionado Horror Vacui, escrito para la antología temática que suele publicar Calabazas en el trastero con cierta periodicidad y que en este caso versaba sobre «Horror cósmico». Otro de estos relatos es  Museion, que fue finalista del premio L’Iber 2019 y cuya tema es la Historia Militar, el miniaturismo histórico o el propio Museo de los soldaditos de plomo L’Iber. Mars se lo tomó al pie de la letra y consiguió un relato muy meritorio con todos estos condicionantes, una sutil alegoría sobre cómo es tergiversada la historia.

            A medio camino entre estos dos tipos de relatos que he mencionado tenemos otros cuentos por los que Mars ha obtenido un premio pero cuya participación no obligaba a ajustarse a un tema concreto. Entre ellos tenemos el cuento titulado 161,62 en el que Mars vuelve a hacer uso de las últimas teorías de la física para crear una trepidante aventura en un mundo extraterrestre que deja con ganas de más y que le sirvió para ganar el premio Pascual Enguídanos en 2019. El segundo cuento de este tipo es el titulado Ruedas dentadas de un reloj imaginario con el que ganó el Domingo Santos en 2017. Se trata de un relato en el que Mars hace algo parecido a lo que Ted Chiang en  Setenta y dos letras (incluido en La historia de tu vida), aplicar el método científico a algo que tiene que ver más con la superstición o la religión. En concreto, parte de la astrología para crear una historia bastante delirante con la que no he sintonizado del todo.

            Mucho más me ha gustado La teoría de la metaconspiración, que a pesar de su disuasivo comienzo es una excitante reflexión sobre la ciencia actual y lo descabelladas que parecen algunas de sus hipótesis más recientes, todo ello sazonado con extravagantes teorías de la conspiración. En resumen, un gran relato que podría haber firmado perfectamente Ted Chiang, con lo que obviamente me vuelvo repetir.

            Mytolítico es un relato simpático que con mucho humor habla de la rivalidad entre aficionados a la fantasía y a la ciencia-ficción. Con Gancho en el cielo, que se desarrolla en el conocido mundo de Akasa-Puspa creado por Juan Miguel Aguilera y Javier Redal, Mars vuelve a demostrarnos su sentido del humor. Se trata de una historia que va mejorando según avanza y con un agradable tono “pulp” que ha hecho que lo disfrute por encima de los debates religiosos sobre el hinduismo entre sus protagonistas que me resultan algo ajenos.

            Con La bestia humana de Birkenau Mars obtuvo una vez más el premio Ignotus, sin embargo da la impresión de haber sido escrito antes de que Mars depurara su estilo. La narración de uno de los hombres que trabajó con Mengele tiene mucho interés, el problema es que Mars entorpece el desarrollo del relato con constantes interrupciones sobre los cambios de postura o los gestos del interlocutor que aportan muy poco.

            Con el relato que da título a la antología, La disonancia de las esferas, Mars demuestra todo su potencial; es el más largo de todos y el que más me ha gustado, una aventura en el espacio bien contada, equilibrada en el contenido científico, con unos personajes bien perfilados y con una interesante reflexión sobre la decadencia de las democracias actuales. Un relato de ciencia-ficción clásica excelente.

            Mars sin ser un estilista demuestra ser un narrador eficaz que se muestra más preocupado (al igual que otros escritores clásicos de ciencia-ficción) por el fondo que por la forma. En cualquier caso, La disonancia de las esferas ofrece una magnífica oportunidad para conocer a un escritor que creo que dará que hablar en el futuro.


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