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lunes, 19 de abril de 2021

“Hija de sangre y otros relatos” de Octavia E. Butler

Portada de "Hija de sangre y otros relatos” de Octavia E. Butler
            Octavia Estelle Butler ha pasado en poco más de dos años de ser una desconocida en España a ser traducida por tres editoriales diferentes. En el intervalo de unos meses nos hemos podido encontrar en el mercado con tres nuevos libros de Butler publicados por diferentes sellos editoriales: La parábola del sembrador(1993) por Capitán Swing, Hija de sangre y otros relatos por Consonni, libro que nos ocupa, y en poco tiempo, si no ha salido ya, la monumental Trilogía Xenogénesis (1987,1988,1989) con casi mil páginas en Ediciones B. Capitán Swing abrió el camino con Parentesco (1979) y desde entonces las editoriales parecen rifarse a la autora.  Este fervor repentino por publicar la obra de Butler parece está unido a las circunstancias que vivimos con la recuperación de figuras femeninas importantes y el Black Lives Matter.  Cualquier excusa me parece buena para conocer a la gran escritora que es Octavia Butler.

            El libro se compone de siete relatos y dos ensayos, cada uno de ellos seguido de un breve epílogo escrito por la propia autora. Estos comentarios al final de cada texto en los que explica  los motivos que le llevaron a escribirlos me han parecido muy esclarecedores y nos dan una idea de lo que pasa por la mente de un escritor cuando se pone a escribir.

            En el epílogo de su mejor relato, Hija de sangre, Butler se extraña de que muchas personas lo hubieran interpretado como una historia de esclavitud. Para la autora se trata de un relato que le sirve para ahondar en el amor entre dos seres muy diferentes, un humano y una criatura alienígena así como contar el paso a la edad madura de un chico. La idea surgió de su deseo de escribir un relato de hombres embarazados. Según tengo entendido a Ursula K. Leguin le empujaron motivos muy parecidos cuando escribió La mano izquierda de la oscuridad. En una entrevista que se publicó hace años declara haber escrito la novela en gran parte por el placer de poner la frase: «El rey estaba embarazado». No sé si trata de una coincidencia o es que ver a un hombre en este estado divierte especialmente a las escritoras de ciencia-ficción norteamericanas. El relato da para muchas interpretaciones y es lo que hace que sea tan extraordinario. Antes de leer el epílogo pensé que podría ser una especie de metáfora del embarazo, con todo su horror. También encontré elementos en común con su primera novela Parentesco que trata de la esclavitud y de la relación contradictoria que se establece entre amo y esclavo. En Hija de sangre logra algo muy difícil como es hacer creíble una relación tan compleja entre dos especies completamente diferentes en la que una ostenta una posición de poder sobre la otra. La protagonista del relato lucha entre su repulsa por lo que ha de hacer y el amor y respeto que siente por su protectora. La técnica que utiliza Butler para hacernos entrar en ese mundo de dominación y de sumisión es la de ir proporcionándonos muy poco a poco los detalles de lo que sucede. Llegado un momento todo acaba encajando y la imagen mental se nos aparece clara y nítida. Utiliza de manera impecable la misma técnica en el relato Parientes cercanos en la que, esta vez ya no en clave de ciencia-ficción, nos narra otra relación escabrosa.

            Butler es una maestra a la hora de dosificar la información, de ir dándola gota a gota sin  peroratas explicativas. Hay que tener buena mano para ello porque se puede caer en el peligro de ocultar en exceso y hacer que el lector se pierda y acabe por desconectar. Algo así me ha sucedido con el penúltimo de sus relatos Amnistía. He tardado demasiado en comprender lo que sucede. El relato que le sigue, El libro de Martha  también es de los que menos me ha gustado. Su propósito queda demasiado en evidencia y me resulta demasiado expositivo. Lo cierto es que los dos últimos relatos, por otro lado los más recientes, son los menos satisfactorios de la recopilación.

            Los personajes de los relatos de Butler no lo tienen nunca fácil. Las soluciones que se les ofrecen nunca son del todo buenas y siempre hay alguna contrapartida negativa ineludible. Así sucede en casi todos ellos, en los que ya he mencionado, pero sobre todo en el titulado La tarde y la mañana y la noche. Se trata de una historia con una enfermedad terrible (Butler puede llegar a ser muy morbosa) en la que se interroga sobre cómo nuestra naturaleza puede condicionarnos para ser como somos y dirigir nuestro modo de actuar sin que nos demos cuenta de ello. Tras leer este desesperanzador relato a uno le queda la impresión de que no diferimos tanto de otros seres vivos menos complejos como las plantas; de la misma manera que ellas se ven impelidas a buscar la luz, también nosotros actuamos dirigidos por nuestros genes.

            El relato Sonidos de habla había sido publicado con anterioridad en la antología seleccionada por John Joseph Adams que editó Valdemar titulada Paisajes del Apocalipsis de manera que ya lo conocía. Su historia me ha parecido igual de desgarradora que cuando la leí por primera vez. Hay un breve momento de esperanza, una luz entre tanta oscuridad que hace dudar al lector pero esa ilusión nos es arrebatada de inmediato. Sin el recurso del habla Butler presenta una humanidad que apenas se distingue de las bestias.

            Los dos ensayos que complementan el libro transmiten ese mismo tono íntimo que el resto del libro gracias a los epílogos. En el primero, Obsesión positiva, nos habla de su deseo de escribir desde la niñez y de los esfuerzos para lograr que la publicaran. En Furor scribendi proporciona una serie de consejos a todos los que quieren dedicarse a la escritura.

             Hija de sangre y otros relatos puede considerarse un preámbulo antes de entrar en la  obra extensa de la autora. En el prefacio del libro Butler se reconoce sobre todo como novelista y seguramente sea así, sin embargo éste libro contiene tres relatos francamente buenos, de esos que dejan huella.

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