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este tipo de libros que dependen tanto de la intriga, de la sugerencia sutil y
de un goteo preciso de la información es una tarea delicada si no se quiere
arruinar el disfrute a los potenciales lectores. Espero que perdonen la ambigüedad
e imprecisión con la que resumo la historia, en cualquier caso y salvo honrosas
excepciones siempre me han aburrido las reseñas que se extienden en la
sinopsis.
Louise, joven divorciada y madre de
un niño, acomplejada después de que su ex la dejara por otra, no vive precisamente sus mejores
momentos. Se desvela por su hijo pequeño, no obstante eso no colma su vida por
lo que en ocasiones bebe alguna copa de vino de más y ha ganado unos kilos.
Deseosa de establecer nuevas relaciones, una noche en un bar conoce al hombre
de sus sueños pero la suerte no la acompaña y el hombre resulta ser su nuevo
jefe. Para colmo de males está casado
con una mujer que encarna el ideal de perfección a ojos de todos los que la
conocen. Louise queda impresionada por la belleza y magnetismo de ambos, sin
embargo hay algo que no acaba de entender. ¿Si David y Adele forman la pareja
perfecta, qué hacía David tonteando con ella aquella noche? La atracción que
siente Louise hacia la pareja acaba siendo
más fuerte que su sentido de la responsabilidad. Me doy cuenta de que
reducida la trama a este burdo esqueleto parece más una novela de Danielle
Steel que el relato de misterio y suspense que cabría esperar de la autora de
La casa de la muerte.
No hay que dejarse engañar, Pinborough sabe muy bien lo que se hace y
lentamente, como una droga de la que es imposible desengancharse, va inoculando
la duda en el lector y consigue que nos resulte imposible soltar el libro.
Llega un momento en que descubrir la verdad se convierte en lo primordial y
vamos relegando nuestros quehaceres diarios para devorar página tras página.
Como suele ser habitual en los
relatos de misterio, nada es lo que parece y la trama se complica a medida que
vamos averiguando detalles del pasado de la pareja. Si la primera parte del libro no destaca precisamente por su
originalidad, transita por lugares comunes del género y se vale de instrumentos
habituales cuya eficacia está demostrada como psiquiatras, tragedias sin esclarecer del pasado, sanatorios psiquiátricos,
sueños recurrentes y cuantiosas herencias, la última parte sorprende por su
impecable evolución hacia el terreno de lo fantástico. Aún y todo hay que
reconocer también el mérito de Pinborough en la primera mitad del libro al
saber utilizar con eficacia estos archiconocidos componentes. Aunque la narración
comienza siendo de corte realista, la autora va deslizando los elementos fantásticos
de una manera muy natural, casi sin que nos demos cuenta y sin que chirríen en
nuestra mente.
Como decía, Detrás de sus ojos
es uno de esos libros que una vez empezados cuesta dejar, ideal para leer en
vacaciones y que no tiene más pretensión que la de entretener y de paso
inquietarnos con un gran final. Se trata de un final que puede que no guste a
todos y que en estos días de “lo políticamente correcto” me ha sorprendido
gratamente. Escribe Pinborough sin largas descripciones y apoyándose
principalmente en los diálogos, lo que facilita aún más su lectura. Una novela
que seguramente a Hitchcock le hubiera encantado trasladar
a la gran pantalla.
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