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Universo de pocos

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martes, 20 de febrero de 2024

“Oveja mansa”, de Connie Willis

Portada de “Oveja mansa”, de Connie Willis

Penguin Random House parece haberse decidido a recuperar algunas de las novelas de Connie Willis que habían sido publicadas por Ediciones B antes de que fuera adquirida por la compañía editorial multinacional y que habían quedado descatalogadas. Lo curioso es que no las edita en Nova, sello bajo el cual suele publicar los libros de ciencia ficción, sino que lo hace en su colección de bolsillo. Y me parece estupendo porque me ha permitido adquirir el libro a muy buen precio y en un formato muy cómodo de leer. Willis era una de esas autoras que junto a otros escritores como Orson Scott Card, Lois McMaster Bujold o Neal Stephenson se encontraban entre los preferidos de Miguel Barceló, antiguo director de Nova, y sus libros se publicaban con cierta asiduidad. Sin embargo, las cosas cambiaron después y durante algunos años, a excepción de la premiada El día del juicio final, gran parte de sus libros no se reeditaron. Entre ellos este Oveja mansa, que servidor llevaba buscando hace tiempo después de leer los comentarios que pueden encontrarse en la web Tercera Fundación y más aún tras la valoración tan positiva que Nacho Illarregui hace de ella en C.

Como comenta Nacho, Oveja mansa recuerda mucho a algunas de esas viejas películas de los años treinta, esas comedia locas en las que las mujeres jugaban un papel destacado, mucho más que el que tendrían en los cincuenta. La película Vive como quieras de Frank Capra sería un buen ejemplo de ello (si la menciono es porque la he podido ver recientemente y me ha sorprendido por su modernidad y su sentido del humor nada pasado de moda). Al igual que en la película desfilan por el libro una serie de personajes divertidísimos y estrafalarios que dan mucho juego. La mayor parte de la acción transcurre en las instalaciones de HiTek, una empresa que se dedica a investigar sobre los temas más variopintos y que va siempre a la caza de nuevas subvenciones. Sandra Foster, una de las científicas que trabaja para la empresa, no consigue progresar en sus investigaciones en el campo de la sociología, en concreto intenta averiguar qué fue lo que originó que en los años veinte muchas mujeres se cortaran el pelo. El objetivo de este estudio, en principio tan peregrino, es conocer la manera en que se crean y se propagan las modas. A Willis todo esto le sirve de excusa para hablar de lo imprevisible que es el ser humano, de lo arbitrarias que son algunas de las modas y de la importancia que ha tenido el azar tanto en la ciencia como en la historia. A la luz de estas reflexiones no queda duda alguna de que nuestro comportamiento cuando nos dejamos arrastrar por cómo se peina un actor, se viste un cantante o por lo que un «influencer» nos recomienda no difiere mucho del de un miembro de un rebaño de ovejas.

El gran mérito de la autora es haber convertido la propia trama en un ejemplo de teoría del caos. La tesis que defiende la novela a través de las conclusiones a las que llega su protagonista es que la anarquía, el desorden, en definitiva el caos puede llevar a un nuevo orden. Uno de los personajes más extraordinarios al mismo tiempo que más odiosos de la novela es  Flip. Su cometido dentro de HiTek es hacer llegar los mensajes a los diferentes departamentos, sin embargo debido a su negligencia y a sus pocas ganas de hincarla la va liando allí por donde va. Otro personaje relevante y casi antagónico a Flip es Bennet, un tipo inmune a las modas, que viste como le da la gana, y que es además especialista en teoría del caos. Luego está la protagonista, todo un personaje, siempre atenta a cómo viste la gente, pendiente de las nuevas modas que surgen cada día a las que contempla con una mezcla de estupor y de guasa. En fin, el libro está lleno de personajes inolvidables que propician que se produzcan situaciones humorísticas.

Cada capítulo comienza con un pequeño y divertido texto en el que se alude a alguna moda del pasado, muchas de ellas completamente ridículas como la tontería de llevar pelucas monumentales en la época de Luis XVI, el fervor que hubo durante un tiempo por las Ouijas y la fiebre por los tatuajes en el siglo XVII. De esta última, que vuelve a estar de moda hoy en día, dice la autora: «Los tatuajes tienen la desventaja de ser una moda pasajera con resultados permanentes».

La novela se lee en un suspiro, está llena de ironía, de humor y sus personajes como en la película que he mencionado acaban por contagiarte su alegría y sus ganas de vivir. No creo que se trate de ciencia ficción pero eso qué importa si te proporciona un buen rato.

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