El título de esta tercera parte de Jeff Vandermeer debería ser Decepción en lugar de Aceptación. No empezaría por la letra "A" como los demás libros, pero es que quizás deberíamos cambiar el resto de los títulos de la trilogía. El primero podría ser Desconfianza, en lugar de Aniquilación, el segundo Desgana en vez de Autoridad. Son los sentimientos que me quedan después de su lectura. ¿Eran necesarios tres libros para contar esta historia? Ya desde los primeros capítulos del libro me cuesta avanzar en su lectura. El autor opta por alternar el punto de vista en cada capítulo: el farero, Control, Pájaro fantasma (la bióloga que regresó del Área X) y la directora de la agencia Southern Reach. La acción avanza en cada uno de ellos de manera que al final confluye en el esperado final. Las idea no sería mala si hubiera algo que contar, pero da la impresión de que el autor se sirve de ello para posponer las explicaciones y ralentizar aún más la acción. Uno termina por cansarse de tantas garzas, chochines y zarapitos. Estamos en el tercer libro de la trilogía y todavía nos sabemos qué puñetas pasa en la dichosa Área X: hay una torre extraña, unos monstruitos y una misteriosa inscripción; todo esto ya se nos había presentado en la primera parte. Y yo quiero saber qué objetivo tiene todo esto. Sin embargo, Vandermeer se empeña una y otra vez en hastiarnos con descripciones coloridas de nutrias, cardos y búhos y de la psique de los antipáticos personajes. ¿Es que existe una relación entre una cosa y la otra? Debo reconocer que no tengo muy claro lo que pretendía Vandermeer con esta obra, aparte de confundirnos y aburrirnos a partes iguales.
COMIENZO SPOILER
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Aquí va mi interpretación. Cada uno de los personajes, tras entrar en el Área X, se transforma en otro ser que los representa o simboliza mucho mejor que su original. Así la bióloga se convierte en una bestia marina, su marido en un búho y el farero en una criatura obsesionada por la culpa y el pecado. Los que regresan del Área X parecen burdas copias sin alma.
FIN SPOILER
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Planteada de otra forma y con muchísimas menos páginas Vandermeer podría haber escrito una hermosa novela.
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