Los
incondicionales de este blog (si es que existen) sabrán de mi poca fortuna a la
hora de escoger las últimas lecturas. A consecuencia de ello he querido
recurrir a un valor seguro como es Anna Starobinets para esta nueva reseña. La
glándula de Ícaro llevaba esperando en la pila su oportunidad desde hacía
tiempo, reservaba el libro como si fuera un buen vino, así que ahora, en este
momento en el que no quería añadir otra decepción, y en el que las novedades no
me inspiraban excesiva confianza, he creído que estaría bien descorcharlo. Como
suele ocurrir con los mejores vinos, la producción de Starobinets es limitada
por no decir exigua, una razón más para que quisiera postergar su lectura.
La glándula de Ícaro se
compone de siete relatos en la línea de Una edad difícil. La edición se completa además con un
interesante y aclarador prólogo de Ismael Martínez Biurrun. Al releer ahora mi
reseña de Una edad difícil me doy cuenta de que es menos entusiasta de
lo que pensaba aunque en mi recuerdo la tengo como una de las obras que más
huella me han dejado en los últimos años. La memoria nos juega a veces malas
pasadas, pero ahora pienso que el libro no había reposado el tiempo suficiente
en mi mente ni madurado lo necesario para poder apreciarlo como se merece.
Aprovecho para enmendar mi error y recomendarlo sin reservas.
En un mercado copado por la
ciencia-ficción feminista y en el que una reivindicación necesaria se ha
convertido en moda y en “trending topic”, mientras otras escritoras sueñan en
mundos sin hombres, en mundos sin sexos o en seres andróginos, Starobinets
tiene pesadillas. Por ejemplo, en el relato que da título al libro a los
hombres se les extrae la “glándula de Ícaro” para evitar que sean infieles y de
paso amansarlos un poco. Un relato brillante salpicado de un humor negro que
acaba convirtiéndose en un cuento de horror.
En Siti Starobinets nos habla
del mito de la gran ciudad en la que se supone haremos realidad nuestros sueños.
Una visión paródica de EE.UU., en concreto de Nueva York, Siti es una ciudad lúgubre
y repulsiva que choca con las maravillas que todo el mundo ha visto en las películas.
El Lazarillo es el relato más
extraño y más indescifrable del libro, una historia digna de David Cronenberg.
El parásito es un compendio
de lo mejor de la autora rusa. Volvemos a encontrarnos con insectos, extrañas
metamorfosis, desamparo, religión y horror. El horror siempre está presente en
los relatos de Starobinets. El horror por ser cómo somos, el horror por no
poder llegar a ser aquello a lo que aspiramos, el horror a ser transformados en
algo que no queremos ser. El horror en definitiva a un cambio que Starobinets
presupone siempre a peor.
En el cuento titulado La frontera
las familias pueden viajar en el tiempo y revivir así épocas mejores, para ello se desplazan en un
modesto tren como quien va a Albacete a ver a su familia. El acierto de la
autora es convertir algo fantástico como los viajes en el tiempo en algo
cotidiano y en cierta manera incluso fastidioso.
La impostura, la falsedad, la
quiebra de la realidad... son temas a los que Starobinets vuelve una y otra
vez, algo que la emparenta con Philip K. Dick, y Delicados pastos es un
buen ejemplo de ello. Pero también en Spoki, uno de los relatos que más
me ha gustado junto con El parásito, introduce Starobinets uno de esos
personajes típicos suyos, un escalofriante remedo de marido que vuelve tras
haber permanecido desaparecido durante años. Los cambios que se producen en los
hijos al crecer, favorecidos ya sean por una consola de juegos o por la
intervención de unas repugnantes hormigas como ocurría en Una edad difícil
nunca son fáciles de asimilar para una madre.
Tiene Starobinets un talento
especial que muy pocos autores actuales poseen para inquietarnos y hacer que
nos revolvamos incómodos en nuestros asientos. Mediante sus originales y
atinadas metáforas consigue que nos zambullamos en sus mundos de pesadilla
(incluso en sus relatos menos redondos) y que luego no sepamos salir a la
superficie. Starobinets nos deja abandonados a nuestra suerte en medio del
mayor terror sin que entendamos muchas veces cómo hemos llegado hasta allí ni
por qué. Quizás sea esa combinación que hace entre fantasía y cotidianidad lo
que hace que nos sintamos tan próximos a sus creaciones. Mi consejo es que
prueben con cualquiera de los libros de Anna Starobinets que Nevsky ha
publicado; una vez que empiecen es como el picotazo de un
insecto que nunca se cura y ya no podrán dejar de leerla.
Me he alegrado mucho de tu reseña, la cual me parece muy acertada. Comparto tu opinión sobre Starobinets, quien me parece una de las autoras contemporáneas más originales e imaginativas. Yo hace tiempo que sentí el picotazo...
ResponderEliminar¡Gracias por este estupendo blog!
Gracias por tu comentario y cuida ese picotazo.
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