Es la primera vez que me enfrento a la lectura de esto
que vienen a llamar "Bizarro" o al menos algo publicado con esa
etiqueta. Conozco novelas escritas antes de que la etiqueta bizarro"
existiera que, supongo, podrían ser
clasificadas dentro de dicho género. Por ejemplo, algunas novelas de Farmer
como La imagen de la bestia, (novela que, por cierto, creo haber
mencionado en otra reseña) o incluso mucho de lo que escribe Palahniuk. Lo cierto es que no tengo muy claro todavía
lo que es esto del bizarro. Supongo que lo que buscan es sorprender sin ponerse
ningún tipo de limitación, describiendo
sin tapujos tanto escenas cruentas como con contenido sexual además de atracción
por lo grotesco y por las tramas descabelladas. A decir verdad, un poco lo que
buscamos todos los amantes de los fantástico pero con un par de vueltas de tuerca
más.
Parece ser que uno de los mayores representantes de esto
de lo bizarro es Carlton Mellick III. La foto de la solapa del libro nos
presenta un tipo de patillas generosas y cabeza rapada que bien podría ser el
batería de una banda de rock. No sé si existe un Carlton Mellick I, II o si son
versiones de sí mismo… rastreando por internet no he logrado descubrirlo. Pero
centrémonos en La casa de las arenas movedizas. El argumento en principio resulta irresistible. Dos hermanos, chico y chica, viven confinados en
una casa donde son cuidados exclusivamente por una niñera. No conocen a sus
padres aunque sueñan con ellos y se les asegura que en cualquier momento van a
venir. Sólo abandonan su hogar para "teletransportarse" al colegio
donde conocen a otros niños como ellos. La casa les proporciona todo lo que
necesitan para vivir, pero sólo pueden visitar una parte mínima de ella y es
que según la niñera, el resto de las habitaciones no son recomendables. En un
momento dado de la novela, no creo que destripe nada, es algo que se intuye
desde el principio, no les queda más remedio que salir y explorar la casa e ir
en búsqueda de sus padres. Mellick cuenta todo esto en pocas páginas, y le
bastan poco más hasta llegar a 249 páginas para ponerle fin. Otros necesitarían
un tocho de quinientas, y dos o tres tomos más.
Se trata de uno de esos libros en que uno no puede parar
de leer, en que la trama nos absorbe de tal manera que es imposible
desprenderse del libro. Hay momentos mientras exploran la casa que me recuerdan
a la estupenda novela de Brian W. Aldiss La nave estelar publicada también
bajo el titulo Viaje al infinito. En ambos libros sus protagonistas
viven confinados en un recinto cerrado y
el viaje de exploración es también el viaje de la búsqueda de sus orígenes. Es
verdad que Mellick no puede evitar como buen "bizarro" regodearse en
lo morboso y de cierta exaltación del
arte de la chacinería, pero lo describe de una manera que resulta soportable y
uno tiene la impresión muchas veces de estar contemplando una escena sacada de
una película de dibujos animados. El libro está lleno de contrastes. Aunque
parte de una idea grotesca se trata de una historia de enorme ternura. Es soez
a la vez que ingenuo y alterna entre lo disparatado y el acierto.
Escrita sin complejos, con frescura, sencillez y
desinhibición supone una original aportación al panorama fantástico actual. Si
bien es cierto que todos los misterios se aclaran al final siguiendo una lógica
demasiado pueril, el poso que deja, sobre todo gracias a una de las escenas
finales, trasciende lo que es una novela de mero entretenimiento.
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