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Universo de pocos

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sábado, 14 de julio de 2018

“La casa de las arenas movedizas” de Carlton Mellick III

“La casa de las arenas movedizas” de Carlton Mellick III
            Es la primera vez que me enfrento a la lectura de esto que vienen a llamar "Bizarro" o al menos algo publicado con esa etiqueta. Conozco novelas escritas antes de que la etiqueta bizarro" existiera  que, supongo, podrían ser clasificadas dentro de dicho género. Por ejemplo, algunas novelas de Farmer como La imagen de la bestia, (novela que, por cierto, creo haber mencionado en otra reseña) o incluso mucho de lo que escribe Palahniuk.  Lo cierto es que no tengo muy claro todavía lo que es esto del bizarro. Supongo que lo que buscan es sorprender sin ponerse ningún tipo de  limitación, describiendo sin tapujos tanto escenas cruentas como con contenido sexual además de atracción por lo grotesco y por las tramas descabelladas. A decir verdad, un poco lo que buscamos todos los amantes de los fantástico pero con un par de vueltas de tuerca más.

            Parece ser que uno de los mayores representantes de esto de lo bizarro es Carlton Mellick III. La foto de la solapa del libro nos presenta un tipo de patillas generosas y cabeza rapada que bien podría ser el batería de una banda de rock. No sé si existe un Carlton Mellick I, II o si son versiones de sí mismo… rastreando por internet no he logrado descubrirlo. Pero centrémonos en La casa de las arenas movedizas. El argumento en principio resulta irresistible. Dos hermanos, chico y chica, viven confinados en una casa donde son cuidados exclusivamente por una niñera. No conocen a sus padres aunque sueñan con ellos y se les asegura que en cualquier momento van a venir. Sólo abandonan su hogar para "teletransportarse" al colegio donde conocen a otros niños como ellos. La casa les proporciona todo lo que necesitan para vivir, pero sólo pueden visitar una parte mínima de ella y es que según la niñera, el resto de las habitaciones no son recomendables. En un momento dado de la novela, no creo que destripe nada, es algo que se intuye desde el principio, no les queda más remedio que salir y explorar la casa e ir en búsqueda de sus padres. Mellick cuenta todo esto en pocas páginas, y le bastan poco más hasta llegar a 249 páginas para ponerle fin. Otros necesitarían un tocho de quinientas, y dos o tres tomos más.

            Se trata de uno de esos libros en que uno no puede parar de leer, en que la trama nos absorbe de tal manera que es imposible desprenderse del libro. Hay momentos mientras exploran la casa que me recuerdan a la estupenda novela de Brian W. Aldiss La nave estelar publicada también bajo el titulo Viaje al infinito. En ambos libros sus protagonistas viven confinados en un recinto cerrado y el viaje de exploración es también el viaje de la búsqueda de sus orígenes. Es verdad que Mellick no puede evitar como buen "bizarro" regodearse en lo morboso y de cierta  exaltación del arte de la chacinería, pero lo describe de una manera que resulta soportable y uno tiene la impresión muchas veces de estar contemplando una escena sacada de una película de dibujos animados. El libro está lleno de contrastes. Aunque parte de una idea grotesca se trata de una historia de enorme ternura. Es soez a la vez que ingenuo y alterna entre lo disparatado y el acierto.

            Escrita sin complejos, con frescura, sencillez y desinhibición supone una original aportación al panorama fantástico actual. Si bien es cierto que todos los misterios se aclaran al final siguiendo una lógica demasiado pueril, el poso que deja, sobre todo gracias a una de las escenas finales, trasciende lo que es una novela de mero entretenimiento.

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