Aunque bien podría ser el reclamo de un anuncio de
perfume masculino, bajo este título se
presenta el primer libro de relatos que publicó el escritor británico China Miéville.
Un autor ya conocido incluso fuera del ámbito de la literatura fantástica y que
ha sido merecedor de los premios más importantes: el Premio Arthur C. Clarke en tres ocasiones, el
Premio Británico de Fantasía dos veces, el Locus de Fantasía cuatro veces; en
fin no está mal para tener 47 años. Cada libro de Miéville, que ya no se
prodiga tanto como antes, es esperado siempre con gran expectación y su obra
parece inspirar a muchos nuevos autores. Mi experiencia literaria con Miéville
ha sido un tanto desigual. Hay libros suyos como la Ciudad y la ciudad
que considero espléndidos, otros como La estación de la calle Perdido
cuya primera parte me parece fascinante pero que se malogra al final y otros
como Embassytown con ideas excitantes pero empañado por un desdibujado
protagonista.
Acompaña al libro un revelador prólogo de Cristina Jurado
que yo recomiendo leer al final, no porque se destripe nada que impida el
disfrute de los relatos, sino para poder disponer de suficientes elementos de
juicio al hacerlo.
El relato con el que arranca se titula precisamente Buscando
a Jake y en él se nos describe un Londres apocalíptico bastante atípico. La
gente desaparece inexplicablemente de las calles y en ese escenario de calles
fantasmales el protagonista busca a su amigo que se llama Jake, nombre éste que
los más avispados habrán inferido de inmediato. Lo mejor es la atmósfera de
desolación y extrañeza que logra conferir Miéville; lo peor, el desenlace.
Cimiento es un relato de un hombre atormentado por
los horrores de la guerra. La culpa por lo que hizo le persigue y los edificios
con sus susurros parecen pedir tributo. Miéville logra impregnar el texto de un
desasosiego casi insoportable. Los cimientos a los que se refiere el título y
sobre los que se sustenta nuestra civilización son los millones de cadáveres
que fueron necesarios ser sacrificados para llegar a donde estamos.
El parque de Bolas está escrito en colaboración
con Emma Biecham (su pareja) y Max Shaefer. Se trata de una narración de
fantasmas bastante convencional y lo único que la aleja de otras historias
parecidas es que está situada en una especie de tienda de IKEA y de que está
dotada de una manifiesta carga crítica.
Con este larguísimo título, Informes sobre diversos
sucesos acaecidos en Londres, el autor británico demuestra que además posee
sentido del humor, algo que muchos ni siquiera sospechábamos. Unos documentos
llegan por equivocación a su
protagonista, que no es otro que Miéville. De ellos se desprende que existe un
grupo secreto que investiga calles fantasmas que aparecen y desaparecen. Una
historia tan singular como divertida.
En Familiar un mago se despreocupa de la criatura
que ha creado y deja que vague por un Londres lleno de posibles recursos. En su
deambular por las calles aprovecha todo lo que encuentra para mejorar su
proteico cuerpo, desde las patas de un pájaro hasta un paraguas abandonado. Si
no recuerdo mal en su novela La estación de la calle Perdido aparecía un
monstruo muy semejante. En unos dibujos animados habría quedado mejor.
La idea de las vermipalabras que originan Entrada
extraída de una enciclopedia médica es brillante y Miéville la sabe
aprovechar. Un relato breve pero intenso contado a través del extracto de una
enciclopedia.
Detalles es uno de los relatos que más me han
gustado. No sabría decir muy bien por qué la historia del muchacho que deja
comida a la puerta de una anciana a la que nunca ve consigue conmoverme, puede
que sea la atmósfera de misterio que la alienta. El tema de la existencia de
una realidad que no todos vemos es muy querido por Miéville.
Mensajero no le va a la zaga. Una historia digna
de Philip K. Dick con un personaje que recibe mensajes por los medios más
insospechados y cuyas dudas por hacer lo correcto lo arrastran al borde de la
locura.
Cielos diferentes es un relato “lovecraftiano” en
el que Miéville sustituye a los habituales monstruos por unos terrores muy
diferentes. Lo que realmente asusta a un viejo puede ser sorprendente. Una vez
más lo mejor es el clima que logra crear el autor.
En Acaba con el hambre Miéville la emprende contra
la hipocresía que hay tras muchas campañas
humanitarias de empresas y ONG. Se trata de un relato bienintencionado pero que
carece de matices, de buenos y malos, que suena a ya visto.
Noche de paz es un insólito relato de navidad, de
una navidad bajo la dictadura de las marcas registradas. Divertido, ingenioso y
cáustico. Se trata de un alegato contra la tiranía del capitalismo al que
parece nos vemos abocados.
Jack trata de la manipulación, una historia que
nos quiere dar a entender que los que están por encima, los que poseen el poder
manejan todos los hilos aunque a veces creamos que no es así.
El azogue es el más extenso de los relatos pero no
por ello el mejor y al que le ocurre como a algunas de sus novelas, que por algún
detalle no acaban de cuajar. La idea surge de un texto de Borges: “La fauna de
los espejos”, que es citado al final. Posee algunos pasajes magníficos de un
terror absoluto y unas imágenes de un Londres apocalíptico difíciles de
olvidar, sin embargo además de un final decepcionante la historia chirría al
adoptar recursos típicos del género de la ciencia-ficción para luego apartarse
de algunos de sus convenios. ¿Por qué justificar fantasías imposibles mediante
explicaciones dentro del marco de la ciencia?
Buscando a Jake y otros relatos nos brinda la
ocasión de ver cómo se maneja Miéville en las distancias cortas. Se trata de un
escritor que se apoya en gran medida en una cuidada ambientación, en la creación
de un clima de inquietud, algo que en un primero momento podría hacernos pensar
que está reñido con la concreción que exige el cuento; sin embargo su prosa
sugerente logra superar este obstáculo. Además el cuento permite que su gran
imaginación vuele aun con mayor libertad. En este libro se encuentran muchos de
los temas que nutrirán sus futuras novelas: la denuncia del
capitalismo, la relación entre arquitectura y psique, las realidades ocultas,
las conspiraciones de los poderosos, el horror, los monstruos de la mente y el
anhelo permanente de expandir el género fantástico.
Una estupenda oportunidad de conocer a un autor nada
convencional que abre nuevas puertas a un género que lo necesita con urgencia,
no se lo pierdan.
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