Al
final los cuentos de este nuevo libro de Margaret Atwood han sido menos
malvados de lo que me esperaba. Lo cierto es que Nueve cuentos malvados
ha sido un poco menos de todo, menos emocionante, menos excitante y menos fantástico
de lo que pensaba que me iba a encontrar. También hay algo menos de acción de
la deseada, aunque esto queda plenamente justificado por la elevada edad de sus
protagonistas.
Con lo que si me he topado es con
descripciones muy detalladas de personajes, sobre todo de su forma de ser. Atwood no deja ningún
rasgo, característica, manía a la imaginación del lector. Sabemos cómo les
gusta vestir, lo que comen, su filias, sus fobias, su relación con la familia,
su pasado o si les pica el cuero cabelludo. En cualquier caso hay que reconocer
que Atwood escribe muy bien y lo que en otro escritor resultaría imperdonable
se hace más o menos llevadero gracias a la sutil ironía, al afilado humor y a
la lucidez de la canadiense. Los retratos de los tipos humanos que realiza son
perfectos y seguramente habrá muchos lectores que disfruten con este tipo de
literatura.
Los tres primeros relatos del libro Alphinlandia,
El aparecido y La Dama Oscura
giran alrededor de una escritora exitosa creadora de un mundo fantástico
llamado Alphinlandia. Sus novelas parecen desarrollarse en ese universo fantástico
en el que vuelca parte de su vida real. Amigos, amantes, enemigos del mundo
real lo habitan y la autora aprovecha para vengarse a su manera de ellos. El
relato tiene detalles interesantes y se ve que Atwood disfruta describiendo a
sus protagonistas pero lo cierto es que se me ha hecho pesado a ratos.
Una impresión muy diferente me ha
provocado Lusus naturae. Se trata de un relato de vampiros muy breve,
escrito de una manera racional, y que contrasta precisamente por su concisión
frente al resto de relatos. Narrado en mi primera persona es uno de los más
logrados.
El novio liofilizado parte de
una idea interesante y el relato está bien resuelto, pero de nuevo queda
deslucido por el excesivo detallismo con que se retrata a los personajes, lo
cual entorpece el discurrir de la trama.
En Sueño con Zenia, la de los
colmillos rojo brillante Atwood recupera antiguos personajes de una de sus
novelas La novia ladrona; hombres y mujeres de cierta edad por los que
me cuesta interesarme. Algunos golpes de humor propios de Atwood logran
relanzarlo.
En La mano muerta te ama el
protagonista vuelve a ser un escritor, en este caso de novelas de terror. Un éxito
temprano e inesperado le persigue durante toda su vida. Atwood se burla de los best seller de terror y de las
rebuscadas interpretaciones que realizan los críticos de una novela escrita en tres semanas y que según
su propio autor “fue inspirada por una
musa casposa, hortera y folletinesca”. Divertido y mordaz a la vez.
Colchón de piedra es un
entretenimiento policiaco de la autora con una venganza y un crimen perfecto de
por medio.
A la hoguera con los carcamales
es un distopía tan sugestiva como
inquietante por lo real que resulta. Está protagonizada por una anciana
que vive en una residencia y que padece el síndrome de Charles Bonnet, que le
hace ver enanitos. En el exterior un gentío proclama que ha llegado su hora.
Bien contada y con unos estupendos protagonistas.
Los relatos que integran Nueve
cuentos malvados son sobre todo concienzudos retratos de personajes. Atwood
se propone que sean de carne y hueso, y a mí parecer
invierte un exceso de recursos para su construcción, lo que va en detrimento
del ritmo narrativo. Algunos de los tipos humanos (sobre todos los de los
ancianos) se repiten y tengo la sensación de que las reflexiones sobre la
vejez, sobre el absurdo que rodea al éxito literario o sobre el feminismo que
vierten son las de la propia Atwood. Humor, ironía, lucidez pero también, ¿por
qué no decirlo?, una pizca de decepción.
Coincidimos bastante. Buena reseña.
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
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